Adolfo Domínguez comunicó ya formalmente a la Dirección General de Trabajo el Expediente de Regulación de Empleo (ERE), el cuarto en una década, con el que la textil quiere saltar la ola del coronavirus y volver a la recuperación del negocio que se atisbaba antes de la pandemia. Después del acuerdo alcanzado con la totalidad de los representantes de la plantilla (CCOO, UGT, CIG y ELA), el recorte afectará finalmente a 259 puestos –el número inicial rondaba los 300–, de los que 55 serán a través de prejubilaciones a partir de los 58 años, una de las principales demandas de los sindicatos; y el resto con salidas voluntarias. Los primeros se irán con el 60% del salario bruto y las bajas incentivadas serán de 30 días por año y un tope de 18 mensualidades, más una prima de 3.000 euros para aquellos que acumulen una antigüedad de 25 años.

El pacto entre ambas partes incluye también un plan de recolocación para los empleados que lo soliciten. De los ceses, 65 pertenecen a la sede central de Adolfo Domínguez en San Cibrao das Viñas (Ourense) y 139 se repartirán por las tiendas del grupo en España. No hay previsiones de cierre. En el mercado nacional hay 174 puntos de venta y todos, en principio, continuarán, al igual que los 168 establecimientos de los otros 16 países en los que está presente.

Los responsables de la compañía recuerdan que se ha puesto en marcha “un programa de transformación y eficiencia” que contempla la “aceleración de sus procesos tecnológicos, el refuerzo del canal online y la consolidación de la internacionalización” . De hecho, desde marzo de 2020 se abrieron 14 tiendas en Portugal, México, Colombia, China, Guatemala y también en España. Adolfo Domínguez perdió 19 millones en su último ejercicio fiscal.