Calvo simboliza el buen ejercicio que en general tuvieron las conserveras gallegas, especialmente aquellas más dependientes de la distribución y menos del canal Horeca. A pesar de las dificultades asociadas a la pandemia, el grupo logró mantener operativas sus tres fábricas durante todo 2020 gracias “al diseño de protocolos muy estrictos de seguridad que permitieron garantizar la protección de los trabajadores”. La compañía alcanzó un récord de ventas de producto terminado con más 106.000 toneladas, frente a las 101.000 toneladas de 2019. Por mercados, Brasil representó el 49% de la cuota de negocio, seguido de España (19%), Italia (18%), la región de Centroamérica y Caribe (7%), Argentina (1,5%) y el resto se distribuyó en más de 50 países adicionales.
Con estos niveles de actividad, Calvo incrementó su beneficio operativo (Ebitda) un 39% en 2020, hasta los 63 millones de euros. La cifra de negocio (577,9 millones de euros) registró un ligero descenso del 1%. Todos los mercados en los que está presente evolucionaron, según el grupo, positivamente, aunque condicionados por el impacto de la crisis sanitaria y especialmente el impacto en las ventas en el canal Horeca, que afectó de manera especial a la división Europa. El otro “pero” del ejercicio fue la fuerte depreciación del real brasileño, con una caída del 25% en su tipo promedio durante 2020.
