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Informe anual

¿Qué modelo de 'mochila austriaca' ha planteado el Banco de España y qué coste público tendría?

El modelo consiste en la creación de un fondo individual a cargo de la empresa al que el empleado puede acceder en caso de despido, vencimiento del contrato o jubilación

Pablo Hernández de Cos.

El Banco de España ha insistido en su informe anual publicado este jueves en su ya tradicional apuesta por la conocida como 'mochila austriaca' (un sistema por el que las empresas van aportando por anticipado los costes de despido en un fondo individual para cada trabajador). Como ya propuso el año pasado, ha instado al Gobierno a usar las ayudas europeas para financiar su implementación, algo por lo que también ha apostado el Fondo Monetario Internacional (FMI). La novedad es que por primera vez ha puesto un "ejemplo" de cómo podría configurarse y del coste que supondría para el Estado subvencionar transitoriamente a las compañías su creación. El modelo ha sido defendido a lo largo de los años con diferencias por PSOE, PP y Ciudadanos, pero no está en los planes del Gobierno por la oposición de Unidas Podemos.

1. ¿Qué es la 'mochila austriaca'?

El modelo, vigente en Austria desde 2002, consiste en la creación de un fondo individual asociado a cada trabajador en el que su empresa va aportando mensualmente una contribución. El empleado puede acceder a la cantidad que tenga acumulada en caso de despido, vencimiento de su contrato o jubilación. Además, si decide dejar voluntariamente su empleo para incorporarse a uno nuevo o apuntarse a programas de formación, no pierde lo acumulado en su mochila y puede seguir ampliándola con aportaciones de otros empleadores. Este sistema va asociado a una reducción parcial o total de la indemnización propiamente dicha que pagan las compañías en el momento del despido.

2. ¿Por qué la defiende el Banco de España?

La institución asegura que haría que el mercado laboral y la economía española "funcionasen mejor, con más crecimiento y menos desempleo involuntario". Así, argumenta que las empresas pueden estar "más dispuestas" a contratar si saben de antemano que, si atraviesan problemas, los despidos no les supondrían un "desembolso tan elevado en un momento de especial dificultad económica o financiera", ya que los pagos los habrían ido haciendo con anterioridad, lo que además les haría menos vulnerables en las crisis. También alega que los despidos serían más "justos", ya que con el sistema actual las indemnizaciones son "significativamente más elevadas" para los trabajadores indefinidos con mucha antigüedad, lo que hace que los ajustes de empleo se concentren en los temporales, que reciben menores pagos, con independencia de la productividad de cada uno. Asimismo, sostiene que favorecería la movilidad laboral de los trabajadores, ya que ahora pierden la antigüedad y los derechos acumulados con ella si cambian de empleo voluntariamente, mientras que con la reforma se podrían llevar su mochila al nuevo puesto y seguir ampliándola.

3. ¿Qué modelo de implantación ha planteado el organismo?

El Banco de España ha hecho por primera vez una "simulación con el fin de ofrecer una ilustración cuantitativa" del coste que podría suponer implantar la 'mochila austriaca'. Así, ha usado como "hipótesis" que las empresas tuvieran que aportar seis días por año trabajado al fondo de cada empleado y que las indemnizaciones por despido se redujeran a la mitad (hasta los 16,5 días por año trabajado para despidos improcedentes, 10 días para los despidos objetivos, y seis días para el término de los contratos temporales). El nuevo sistema no tendría un coste adicional para las empresas a largo plazo, pero a corto sería más gravoso porque durante los primeros años tendrían que abonar simultáneamente las nuevas cotizaciones y las indemnizaciones por despido acumuladas bajo el esquema previo. Tomando los datos reales de entre 2013 y 2016, ello hubiera implicado un sobrecoste para las compañías de 9.095 millones, hasta los 37.093 millones. El organismo apunta que si el Estado hubiera financiado durante ese periodo las contribuciones de las empresas de forma decreciente (cinco días por año trabajado el primer año, cuatro días el segundo, y así sucesivamente), el coste para las arcas públicas hubiera sido de 8.031 millones (8.660 millones incluyendo 2017). Ese pago es el que propone abonar con las ayudas europeas, si bien reconoce que los años analizados -los únicos con datos disponibles- fueron de crecimiento, y que "en una época con muchos despidos, sería más elevado, por lo que la elección del momento cíclico para implementar la reforma sería muy importante", según Óscar Arce, su director general de economía. Los proyectos financiados con fondos europeos se deben implementar hasta 2026.

4. ¿Qué efecto tendría en los trabajadores?

Si la reforma hubiera entrado en vigor en enero de 2013, un trabajador contratado dos años antes con un salario de 1.500 euros al mes que hubiera sufrido un despido objetivo por causas económicas al cierre de 2014 recibiría una indemnización de 3.000 euros y dispondría de 600 euros de su fondo. La cantidad es inferior a los 4.000 euros que recibió con el sistema vigente. Arce, con todo, ha asegurado que el ejemplo "no es extrapolable" a la generalidad de los empleados. Sin embargo, sí ha admitido que, aunque el coste total de los despidos no variaría para las empresas a largo plazo, "a nivel individual habría trabajadores que se beneficiarían más y otros que se beneficiarían menos". El informe, así, destaca que saldrían ganando los despedidos con menor antigüedad, los trabajadores que cambian voluntariamente de trabajo y a las empresas que más despiden (para evitarlo, propone incrementarles las aportaciones a la mochila de sus trabajadores), pero "otros colectivos se verían perjudicados con respecto a la situación actual". Así, los trabajadores con más antigüedad recibirían una cantidad menor.

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