Los superdeportivos de Bugatti no se ensamblan en una factoría de última generación. “No hay olor a aceite ni a combustible, ni robots traqueteando o cintas transportadoras haciendo ruido”.
La propia marca francesa, la más exclusiva del mundo de automóviles de lujo, se refiere a sus nuevas instalaciones de Molsheim como un atelier. Como esos talleres de relojero, estudios de pintores o modistos de haute couture (alta costura).
“Cada vehículo se convierte en una obra maestra única que refleja el arte, la forma y la técnica de los valores de la marca Bugatti”. Los mismos que ha encontrado la compañía a 1.500 kilómetros de distancia de su cuartel general; en el orfebre vigués Pedro Sánchez Nogueira, que ha diseñado y fabrica ya una serie limitada del último capricho del catálogo Lifestyle de la automotriz. Es la mesa de billar definitiva, con esqueleto de titanio y músculos de aluminio mecanizado, revestida de fibra de carbono. La más cara: cada unidad, de las 30 que componen esta producción exclusiva, costará 250.000 euros.
El alma de este proyecto está en el polígono de Porto do Molle, en el –también– atelier de la empresa IXO, que se ha convertido en socio oficial de Bugatti. “Cuando comenzamos a desarrollar el proyecto Bugatti Pool Table [billar, en inglés], sabíamos que teníamos que ser diferentes y destacar en todas las áreas para ser extraordinarios. En IXO lo bueno nunca es suficiente”. El equipo que dirige este empresario, que alumbra caprichos y guarda secretos, entregará la primera mesa en junio. Han puesto todo el corazón en lo que ayer anunció la compañía francesa desde un pequeño rincón de la Alsacia.
“No se ha escatimado nada, se ha arriesgado y se ha sacrificado todo, para crear un ser más allá de la imaginación. Realmente siento que nuestras creaciones tienen alma”.
Para el yate
Para la marca de automóviles, la obra de su partner gallego es un paso más en la búsqueda de la satisfacción de sus clientes. “Los aficionados de Bugatti podrán sacar partido a su devoción a Molsheim en casa, o en el mar”. La mesa cuenta con una tecnología de autonivelación giroscópica para usar en un yate; el sistema se ajusta en cinco milisegundos para que las bolas –clase Aramith Tournament Pro– no se muevan de sitio, aunque sí lo haga el barco. “Es el complemento ideal para cualquier coleccionista de Bugatti”. Los 250.000 euros incluyen, eso sí, los “accesorios”: tacos, caja de tizas, maleta para las bolas, cepillo de limpieza... Y un soporte de pared con una pantalla táctil de alta resolución de 13 pulgadas, para realizar el seguimiento de las puntuaciones.
La instalación será, a domicilio, tan meticulosa como todo el proceso de construcción. Junto a la placa con el logotipo de Bugatti constará el número correspondiente a la edición limitada de la mesa; los tacos llevan aluminio anodizado y mecanizado en CNC (computer numerical control o control numérico por ordenador), hechos con el mismo diseño con el que se encienden los coches deportivos ultrapremium.
“Solo elegimos a los mejores socios para representar nuestra marca Bugatti, pero sabemos que IXO cumplirá con los mismos niveles de exigencia que nos marcamos en la fabricación de superdeportivos en nuestro Atelier de Molsheim”, enfatizó el propio presidente de la compañía, Stephan Winkelmann. “A través de nuestros valores compartidos, estamos convencidos de que la mesa de Bugatti Pool Table se fabricará con materiales de muy alta calidad, que el estándar de producción limitada será muy alto y que la tecnología utilizada para fabricar el producto es avanzada”.
Una vez más, el tesón de Pedro será el sueño hecho realidad de muchos. O de algunos pocos. “Estos clientes tienen sus problemas: con la familia, los amigos, la salud... Pero el dinero no es uno de ellos”, como dijo a FARO hace casi tres años, cuando de su fábrica salió el Ferrari más exclusivo del mundo. La pequeña IXO es, ya oficialmente, partner oficial de Bugatti.
