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La recaudación fiscal de la Xunta esquiva la pandemia y bate récord con la mayor subida en nueve años

Los ingresos fiscales superaron los 6.300 millones en 2020 tras un alza del 4,5% | Los impuestos de Patrimonio y de depósitos bancarios se dispararon por encima del 30%

Una moneda de un euro. // Víctor Echave

A diferencia de la doble recesión que estalló en 2008 por el colapso del sistema financiero mundial a causa de las hipotecas basura en EEUU y el pinchazo de la burbuja inmobiliaria en los países europeos, el COVID-19 deja por el momento un shock coyuntural con muchas y potentes palancas de crecimiento disponibles, esperando la tregua de la crisis sanitaria. No hay muchos parecidos razonables entre ambos golpes a la economía. El armamento de fondos públicos con los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), los ICO y las ayudas de la mayoría de comunidades a los sectores más afectados contuvieron el impacto.

Con el confinamiento estricto en los primeros meses con el coronavirus y las duras restricciones en las siguientes olas, el Producto Interior Bruto (PIB) de Galicia se desplomó casi un 9% el año pasado. El empleo se redujo muchísimo menos, un 1,9%. En 2009, en cambio, tanto la actividad como la ocupación mermaron en la comunidad un 4%. Lo mismo está sucediendo con los ingresos fiscales de la Xunta, que, a pesar de la pandemia, batió su récord de recaudación en 2020.

300 millones más

A la caja de la administración autonómica llegaron 6.348 millones de euros, un 4,5% más que en 2019, según el balance publicado ayer por el Instituto Galego de Estatística (IGE) con los datos de la Intervención Xeral de la Xunta. Es el mayor incremento de los últimos nueve años. Mientras en la crisis anterior los ingresos fiscales de Galicia acumularon entre 2009 y 2010 una caída cercana a los 1.000 millones, esta vez subieron en casi 300 millones de euros.

La tarifa autonómica del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) aporta casi cuatro de cada diez euros de la cesta fiscal de Galicia. El impacto de todas las medidas de control por el COVID-19 en el mercado laboral podrían haber sido demoledoras para el principal gravamen en la región, pero el mantenimiento de los puestos de trabajo con los ERTE, el refuerzo del personal del sector público en sanidad y educación y el mantenimiento del poder adquisitivo de los pensionistas permitieron elevar un 12% (270 millones) su contribución, hasta los 2.519 millones de euros.

Con el consumo

El otro tributo de peso para la caja de la Xunta es el IVA. Representó un tercio de la recaudación en 2020 (2.142 millones) después de un ascenso del 2,9%. El resto de figuras ligadas directamente al consumo no siguieron la misma tendencia porque los gastos de hogares y empresas cambiaron, y mucho, por la pandemia. Con la hostelería muy paralizada durante buena parte del año, la recaudación en el gravamen del Alcohol se redujo un 4,5%, hasta los 28,5 millones; en Hidrocarburos disminuyó un 4,7% (568 millones), arrastrado por el retroceso en la demanda de combustibles por la menor movilidad; y el de Labores del Tabaco arrojó un saldo de 222 millones, un 1,1% por debajo de 2019.

La recaudación fiscal de la Xunta. // Hugo Barreiro

¿Cuáles son los impuestos especiales que sí esquivaron los números rojos? El de la Cerveza, con un alza del 4,5% y 28,5 millones en total; y el que se carga en la electricidad: 112,8 millones (2,7% de subida).

La cara de los impuestos cedidos es Patrimonio, que superó los 111 millones de euros, un nivel inédito desde su recuperación en 2012. Su recaudación aumentó un 30,1%. Algo más, el 34%, se elevó el tributo de los depósitos bancarios (26,5 millones) ante el engorde del ahorro de las familias, en máximos históricos ahora por la incertidumbre de la crisis y la incapacidad de gasto con las restricciones. La cruz está en el impuesto de Sucesiones y Donaciones, que recortó un 8,5% los ingresos (120 millones); y el de Transmisiones Patrimoniales –243 millones, un 15,6%–, muy dependiente del mercado inmobiliario porque se abona con la adquisición de vivienda usada. Los impuestos del sector del juego, al que la Xunta ha bonificado en este 2021, descendieron un 42% (35,3 millones).

Tributos propios

La única parte positiva del freno a la actividad por la pandemia fue la mejora evidente durante meses de las emisiones de efecto invernadero. Entre eso y el apagado de las centrales térmicas de carbón, el gravamen sobre contaminación atmosférica se quedó en solo 1,1 millones después de desplomarse un 42%. Por el canon de los embalses la Xunta recibió más de 13 millones de euros. La recaudación creció un 17,7% una vez terminados parte de los litigios que algunas de las grandes energéticas abrieron por los cálculos del impuesto. El eólico aminoró su aportación un 3% (13,4 millones).

Los ingresos procedentes de deudas tributarias alcanzaron los 42 millones. Son prácticamente 13 millones menos (23,4% de caída) en comparación con 2019.

Las sanciones de la Agencia Tributaria en Galicia bajan un 20%


La otra recaudación fiscal, la de la Agencia Tributaria, sí bajó en Galicia el pasado ejercicio. Como adelantó FARO a finales del pasado marzo, los ingresos netos rondaron los 6.985 millones de euros, un 8,6% menos que en 2019. Las dos razones fundamentales son la ligera caída del IVA, con un 2,1% menos de recursos (2.663 millones), y, sobre todo, el desplome del Impuesto sobre Sociedades a casi la mitad. Su contribución alcanzó los 65,6 millones, frente a los más de 128 millones del año anterior, según el último informe del organismo. Bajaron un 45,7% los pagos fraccionados por el menor beneficio de las empresas, un 12,7% las retenciones de arrendamientos y un 3,98% la de capital. En la letra pequeña del informe que acaba de publicar la Agencia Tributaria, además del desglose por capítulos entre los principales impuestos, figura ya la evolución de los Especiales de forma individual, incluido el del carbón. El cierre de Naturgy en Meirama y el progresivo apagado de Endesa en As Pontes redujeron un 40% la partida: 13,76 millones. Después de años claramente al alza y gracias a las moratorias por la crisis del COVID-19, las sanciones tributarias descendieron un 20%, hasta los 10,7 millones; y otros 21,5 millones vinieron por los recargos de apremio, un 7,7% menos. Los intereses de demora disminuyeron casi un 8% (8,9 millones).

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