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El ladrillo gallego se crece con la pandemia: 500 millones de inversión

Obras de construcción de 155 viviendas en Avantaespacia, en Beiramar Marta G. Brea

El sonido de las obras despertó a las calles del fantasmagórico silencio en las semanas más duras del encierro desde la llegada del coronavirus. Aprovechando los festivos de Semana Santa, el Gobierno decidió endurecer las restricciones a la actividad y los desplazamientos de las personas para contener la primera ola. Casi todo, menos lo puramente esencial, paró hace un año.

El sector alcanzó en 2020 la mayor cifra de inmuebles en ocho años y los visados de obra nueva se mantienen | Las casas unifamiliares suben un 6% y aumenta la rehabilitación

También la construcción, a la que la pandemia pilló recuperando el oxígeno tras una década en mínimos por la digestión de la burbuja inmobiliaria. La cosa pintaba mal para un sector tan dependiente del ciclo económico, pero en eso, como en otros muchos aspectos, la crisis del COVID-19 es muy diferente a las recesiones que le precedieron. ¿Hay incertidumbre entre los consumidores? Mucha y los datos de récord en el ahorro –casi 6.000 millones de euros más en Galicia desde abril– lo demuestran.

Pero, de momento, en el mercado del ladrillo pesa más el “efecto confinamiento” y el reforzado apego al hogar. La construcción de viviendas en Galicia aumentó un 60,3% en 2020, a pesar de las semanas de hibernación y las otras muchas consecuencias de la pandemia. “No somos un sector ajeno a lo que pasa en la economía –afirma Javier Carballeda, gerente de la Asociación de Constructores (ACP) de Pontevedra–, pero las perspectivas son buenas”.

Desde 2012 no se levantaban tantas viviendas en Galicia: 2.726 con una inversión cercana a los 500 millones de euros, según los datos de certificaciones de fin de obra recopilados por el Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana. Son un millar más que en 2019, cuando hubo ya un importante revulsivo en el sector (1.700 inmuebles), más lento en la recuperación que en otros puntos del país desde la anterior crisis financiera. El volumen de actividad ahora no tiene absolutamente nada que ver con las cifras de vértigo de los tiempos de la burbuja –en 2007 se llegaron a certificar casi 32.000 viviendas en la comunidad, a una media de 90 diarias–, ni tampoco se esperan.

El número de nuevas viviendas en el conjunto del Estado ascendió a casi 86.000, lo que supone un incremento del 9,1%. La evolución es muy irregular entre las autonomías. Galicia se sitúa a la cabeza de la subida por detrás de Murcia (85%) y La Rioja (60,4%). Destaca también el alza de la Comunidad Valenciana, un 36,5%; y el de Navarra, del 51,7%. Canarias lidera el grupo de territorios a la baja, en su caso con un desplome del 57,6%, seguida de Aragón, 15% menos, y Extremadura, donde la construcción de viviendas retrocedió un 9,7%.

Los visados para nuevos proyectos van en la misma tendencia. Con los formalizados en 2020 se harán 4.851 viviendas en Galicia. La caída de solo un 1,8% contrasta con los durísimos meses para los trámites administrativos y el trabajo de campo por culpa del coronavirus. Sí es intensa la bajada en la provincia de A Coruña, que pasada de 2.387 a 1.843 unidades en los visados concedidos (22,7%) menos. En Lugo crecen un 5,4% (647 viviendas); hasta un 50,4% en Ourense (710); y Pontevedra intensifica el auge del sector con un avance del 12,5% (1.651).

“Vemos muchas ganas de acometer nuevos proyectos y que la demanda es importante en el eje Nigrán-Baiona-Gondomar”, apunta Javier Carballeda, con varios ejemplos de promociones importantes que se están ejecutando en estos momentos en los tres concellos, claramente reforzados para los compradores por ser núcleos cercanos a una gran ciudad, pero de menor tamaño, y con el atractivo del mar en dos de ellos.

El desembarco en Vigo de Avantespacia, de la familia Jove, y Abeconsa, otra de las constructoras más dinámicas de Galicia, evidencian “el tirón también de la ciudad, previsiblemente con un importante desarrollo urbanístico en los próximos años a la vista de la compra de solares, la nueva estación y el centro comercial de Vialia y la reforma de Porta do Sol”.

“Las reformas, además, están aumentando entre un 30% y un 40%”, remarca el gerente de ACP Pontevedra. Los concellos dieron 577 licencias para la rehabilitación de viviendas en 2020, la cifra más elevada en una década, según el balance publicado ayer por el Instituto Galego de Estatística (IGE). El tirón se repite entre las viviendas unifamiliares: 1.502 visados, un 6,2% más que en 2019 y una subida acumulada del 56% en los últimos cuatro años.

“Aunque no sepamos con exactitud las condiciones, los fondos europeos serán una buena oportunidad por su apuesta por la eficiencia energética y la rehabilitación”, recuerda Carballeda, que confía en que el programa de recuperación de la UE mantenga el buen ritmo de la licitación pública –un 24,8% de subida en Galicia en 2020– y el arrastre para la construcción de los proyectos industriales.

El precio de los pisos sube un 2% este año

El precio de la vivienda terminada, nueva y usada, subió un 2% interanual en el primer trimestre del año en Galicia, hasta los 1.091 euros por metro cuadrado, por encima del 0,5% de la media y el “escenario de estabilización” hacia el que se encamina el mercado, según el índice IMIE Mercados Locales de Tinsa. En comparación con el pico durante la burbuja, el coste de los pisos cayó un 30,6% y desde los mínimos se revalorizó un 10,8%. El incremento llegó al 5,7% y del 1,8% en A Coruña y Pontevedra, respectivamente, hasta 1.151 y 1.81 euros por metro cuadrado, mientras que los precios descendieron un 12,7% en Ourense (796 euros) y un 2,3% en Lugo (717 euros).

En las capitales, las subidas fueron del 8,3% y del 1,4% en A Coruña y Pontevedra y los descensos del 10,1% y del 6,5% en Ourense y Lugo. La cotización del metro cuadrado aumentó un 6,1% en Vigo, hasta los 1.485 euros. La cuantía media de los créditos hipotecarios firmados en el cuarto trimestre de 2020 en Galicia se situó en 107.360 euros. Pese a la fuerte moderación en el crecimiento de los precios en el conjunto del país, la vivienda es hoy un 16% más cara que en el primer trimestre de 2015, cuando se alcanzaron valores mínimos, y sigue un 32% por debajo de los máximos de 2007.

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