De susto en susto. La planta de grupo Stellantis en Vigo vivió ayer un inicio de tarde complicado. El taller de pintura, repleto de materiales inflamables debido al trabajo que desempeña, sufrió ayer un incendio en una de sus tres líneas, lo que obligó a desalojar a las 300 personas que trabajaban en ese momento en la nave y a paralizar la producción de toda la factoría. La rápida intervención de los equipos antiincendios de la planta y de los propios trabajadores evitó que la situación fuera a mayores, por lo que no llegaron a producirse daños personales, aunque sí materiales.

Una vez sofocado, la dirección trabajó a contrarreloj para retomar la producción de la factoría cuanto antes. A partir de las 16.00 horas la reactivación empezaba a ser una realidad, por lo que se estima que se dejaron de producir un centenar de vehículos. Una cifra que, como dicen fuentes sindicales, “pudo ser mucho peor” y agravar la ya de por sí crisis de los microchips. Desde que golpeó a la factoría con el primer paro el domingo 21 de febrero y con la previsión de mantener suspendidos los trabajos en el sistema 1 hasta mañana, el efecto de la escasez mundial del semiconductor cuesta ya más de 9.550 vehículos a Balaídos.
El susto de ayer en Vigo comenzó en torno a las 13.00 horas. Al parecer, las llamas se declararon en uno de los robots de la sección 2 de la nave, la que se encarga de los vehículos comerciales, los superventas de la factoría. En ese momento se levantó una humareda, visible desde fuera de la factoría, y con la evacuación de los trabajadores también se alertó a los Bomberos, que desplazaron dos dotaciones para colaborar en la extinción, una de Teis y otra de Balaídos.
Evaluar daños
Según informó la dirección más tarde, el fuego fue “de pequeñas dimensiones” y pudo ser controlado y los sistemas de evacuación y de extinción de la propia factoría “funcionaron correctamente”. Las mismas fuentes explicaban ayer que el origen del incendio era todavía “desconocido” y que se estaba “indagando”. Sin embargo, la producción tuvo que parar “para evaluar los daños”, ya que además del fuego la nave se inundó con la activación de los dispositivos antiincendios.

La previsión que manejaba la dirección era la de reanudar la producción “a lo largo de la tarde”, lo que empezó a suceder a partir de las 16.00 horas, como confirmaron fuentes sindicales en contacto con el taller de pintura. Con ello, la producción se paró durante al menos dos horas, lo que supone que se dejaron de producir aproximadamente un centenar de vehículos, los que salen del Sistema 2, el único en activo lo que queda de semana debido a la escasez de microchips.
El suceso supuso un obstáculo más en la factoría, ya en crisis de producción por la falta mundial de semiconductores, que está obligando a paralizar la producción de coches en los cinco continentes y que también ha sacudido con fuerza la planta viguesa. Hasta la fecha, la factoría cuenta con cinco períodos de paros desde que comenzó hace poco más de un mes, que variaron entre jornadas enteros parados en ambos sistemas, turnos o paros en talleres concretos, como el de baterías. Según contabiliza este periódico en función del ritmo de producción marcado, la crisis cuesta a la factoría más de 9.550 vehículos incluyendo los paros de esta semana en el Sistema 1, cuya producción, en principio, se retomará el próximo lunes. A ellos hay que sumar el centenar de coches por el incendio.
La previsión es que el sistema 1 retome la actividad el lunes
La situación llegó a tal extremo que ni los fletes diarios de aeronaves con los microchips fueron suficientes para parar la sangría y la dirección comunicó el jueves al comité de empresa su intención de presentar un ERTE. Este propone 60 días de suspensión para 3.749 trabajadores, la mitad de su plantilla. Ayer desde la CUT se criticó que la “falta de previsión” con los stocks es lo que llevó a esta situación y que con la propuesta “se deja sin ninguna protección social a quien tiene derecho a una prestación”. A su juicio, la empresa “busca un abaratamiento de los costes y de las cargas sociales impositivas”.
Estas regulaciones de personal afectan también a factorías de componentes como las de Benteler, Akwel y Componentes de Vehículos de Galicia, que siguen la estela de otros grupos como Denso o Faurecia. En total, estos ERTE preventivos afectarán a unos 10.000 trabajadores del conjunto del sector, aunque su aplicación real dependerá de cómo evolucione el suministro de piezas.
La producción de vehículos cae en España un 17,3% en febrero
La producción de vehículos en España cayó un 17,3% el pasado mes de febrero, hasta situarse en las 217.065 unidades, debido a la menor demanda y a la escasez de microchips, que está afectando a toda la industria automovilística a nivel mundial. Según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), en lo que va de año el ensamblaje de vehículos en las factorías españolas se redujo un 13,4%, hasta las 435.266 unidades. “La mala evolución de las matriculaciones en los principales mercados de exportación para España, junto con la mala evolución del mercado nacional, y la crisis de microchips, que se está presentando como una cuestión más estructural que coyuntural sin previsión de acabar, están empeorando las cifras de producción de las fábricas españolas”, lamentaron desde Anfac. A la espera de que remonte la demanda, el problema más acuciante en la actualidad es la escasez de microchips, agravado con el incendio sufrió por el fabricante japonés Renesas Electronics. En relación a esto, la Administración nipona se está moviendo para retomar la producción del importante componente cuanto antes. De hecho, ha pedido ayuda ya a otras empresas tanto del país como del extranjero para evitar más daño en la cadena de suministro.