Lo único que estaba claro al principio de la crisis sanitaria es que su contagio a la economía dependería de la exposición de un territorio a las actividades más lastradas por las restricciones, en especial el turismo. En eso Galicia llevaba cierta ventaja, incluso un plus de resistencia por el peso de la industria agroalimentaria, y el guión se cumplió: el Producto Interior Bruto (PIB) cayó un 8,9%, frente al 11% del conjunto del Estado, como recoge el último informe de coyuntura del Foro Económico de Galicia, tras un desplome del 10% de las horas trabajadadas. Los ERTE amortiguaron el impacto en el empleo y de los 234.000 afectados en 2020 en la región, el 44% fue personal de hostelería y comercio.

La entidad estima que el PIB puede recuperarse un 8% este 2021, aunque la extensión de la pandemia frenaría a la mitad el alza o, incluso, podría provocar su estancamiento.