Las gradas de Hijos de J. Barreras vuelven a estar vacías. Como ya sucedió en 2016 tras la salida de Vigo del flotel Reforma Pemex, el astillero olívico se encuentra sin carga de trabajo. Solo los bloques ensamblados –y aquellos que se encuentran desperdigados por las instalaciones– de los dos cruceros del proyecto Havila son lo más parecido a un barco en construcción en la histórica atarazana, la mayor de carácter privado de todo el país. Y es que Barreras despidió ayer al Evrima, el crucero ultrapremium que viaja remolcado a dique seco en Santander para proceder a las labores de pintado. Allí estará por lo menos un mes, según trasladó la dirección de la compañía, dejando huérfano al astillero de la construcción 1705 y perpetuando la tendencia negativa iniciada hace ya una década: Barreras es incapaz de encadenar la construcción de dos buques.

La despedida del crucero de Vigo se inició a las 15.00 horas ante la atenta mirada de decenas de curiosos que, móvil y cámara en mano, se agolparon en los muelles de Bouzas y Beiramar. La maniobra se alargó durante más de dos horas, con el buque levantando amarras y, poco a poco, separándose del muelle. Mientras el remolcador Hispania (de 45 metros y perteneciente a Boluda) se situaba listo para enganchar el crucero e iniciar la ruta, hasta cuatro embarcaciones portuarias apoyaron al astillero en la operación (Botamavi Uno, Rada Primero, Sanmartín y Doctor Pintado).
El final del viaje iniciado ayer es el dique seco de Astander (Grupo Astican), donde su casco de 190 metros de eslora y 24 de manga será pintado y a donde es previsible que acudan las auxiliares que participan en la construcción para proseguir los trabajos a bordo durante el mes que, inicialmente, tardará en regresar a Vigo. Ahora bien, varias auxiliares fueron requeridas para presupuestar el coste de sus trabajos lejos de Barreras –como pudo comprobar FARO documentalmente– extremo que fuentes oficiales de la firma negaron.
El Evrima dejó de esta forma la que fue su casa desde su botadura en octubre de 2018. Y lo hace dejando atrás un reguero de dudas y deudas entre las auxiliares. Dudas, porque muchos empresarios recelan de que el barco finalmente regrese a la ría. Y deudas, porque según los cálculos del secretario general de Asime, Enrique Mallón, las facturas impagadas ascienden a diez millones de euros. “Lo importante es que sean conscientes de lo que dejan atrás”, apuntaron ayer fuentes del sector consultadas, que temen que solo esté de vuelta “para un acto de entrega simbólico”.
Escena repetida
Lo que es seguro que deja tras de sí el barco es un vacío, y no solo porque el Evrima –con toda su envergadura– dejará de formar parte del skyline de Vigo, con las Cíes al fondo. La partida del barco supone volver a dejar a cero la carga de trabajo de Barreras, al igual que viene sucediendo de forma recurrente desde que en 2011 salieron del astillero los ferris Volcán del Teide y Volcán de Tinamar, los últimos construidos de forma consecutiva.
Pese a que la atarazana llegó a tener cuatro unidades en vigor a finales de 2018 (el Evrima, el proyecto fallido de los dos cruceros de 125 metros para la noruega Havila Kystruten y un ferri para Naviera Armas), el astillero no ha sido capaz de enlazar una obra con otra tal y como acostumbran a realizar este tipo de factorías para ser rentables. Sobre todo porque entre ese 2011 y el 2016 de las instalaciones tan solo salió el Reforma Pemex entre un mar de promesas llegadas desde México en forma de varias unidades más que nunca se llegaron a cumplir.
Ahora mismo Barreras tiene en vigor el crucero que ayer se fue de Vigo y el ferri de Armas, del que nada más se supo. “Si se llegan a muchos meses parados, de no actividad ni contratos, sí que es un problema, porque eso va pesando con sus costes mensuales y la dificultad de lograr financiación”, recuerdan desde el sector. Eso sí, en proyecto está tanto el desguace y sellado de cada uno de los barcos empezados para Havila como la puesta en vigor de la segunda unidad de la naviera Cruise Yacht Upper Holdco, firma también propietaria de Barreras y que utiliza The Ritz-Carlton Yacht Collection como nombre comercial. Aunque ahora mismo el objetivo principal de la compañía es que el barco que ayer se fue con la puesta de sol por la boca sur de la ría –generando alarma entre los que lo seguían vía satélite por si finalmente no se iba al norte, a Cantabria– esté listo para su estreno, previsto para el próximo 24 de julio.
Las factorías del norte siguen al alza: Gondán firma dos nuevos barcos para el sector eólico
El sector naval gallego espera un 2021 difícil y al menos un inicio del próximo año también complicado. La pandemia ha hecho mella en el sector, con tan solo un astillero en Galicia firmando nuevos contratos (tres barcos), Armón Vigo. Una situación diferente a la que viven las factorías del norte del país, con astilleros como Balenciaga, Zamakona, Murueta, Armón o Gondán asegurando carga de trabajo durante las fases más duras de la crisis sanitaria. Unos astilleros que, como refleja Gondán, siguen al alza. Y es que la armadora noruega Østensjø Rederi ha vuelto a confiar en la compañía asturiana para construir otras dos unidades para dar apoyo al sector eólico marino, que se suman a las cuatro ya firmadas el año pasado, que se repartió con el vasco Balenciaga. Los barcos recién firmados (denominados de tipo CSOV, Commissioning Service Operation Vessels) tienen 89,3 metros de eslora y funcionarán como buques nodriza para los trabajos de puesta en marcha y mantenimiento de las turbinas eólicas. Serán entregados en 2023 y 2024.