Los 190 metros de eslora de la construcción 1705 de Hijos de J. Barreras ya están rodeados de cabos. Un verde intenso que lo mantendrá abrazado durante la travesía que el Evrima realizará al astillero cántabro Astander, de Grupo Astican, donde realizará dos tipos de escalas. Primero, a uno de sus dos muelles, de 180 metros; segundo, al dique seco número dos, con otros 230 metros de longitud. Allí, el crucero ultrapremium será sometido a los trabajos de pintura (obra viva, obra muerta y superestructura), amén de otras tareas que ejecutarán a bordo auxiliares como Team Electric o Martínez Otero.
De momento, y a expensas de que así lo permitan las condiciones meteorológicas, el primer viaje del Evrima se producirá este sábado por la tarde, remolcado por el Hispania, de la flota de Boluda. El hecho de que el buque navegue al drydock (dique seco) remolcado es un hecho excepcional, ya que los astilleros siempre aprovechan este traslado para realizar pruebas de mar. Pero el crucero no puede hacerlo. Marina Mercante estipula que cualquier barco ha de ser gobernado desde el puente, pero a día de hoy no todas las consolas están instaladas, y es preciso proceder a su conexión y comprobación.
Con la salida del Evrima, las instalaciones de la compañía quedarán vacías por primera vez desde la entrega del flotel Reforma Pemex, en septiembre de 2016. El plan de viabilidad de Cruise Yacht, con el que opta a fondos públicos por importe de unos 38 millones de euros –del Estado, a través de la SEPI, y la Xunta– incluye la construcción de dos unidades similares al buque de ultralujo, así como los costes de estructura para el astillero del desguace y sellado de los cruceros de Havila Kystruten.
