El anunciado cierre de las instalaciones de Galp en Matosinhos, en las afueras de Oporto, dejará a la refinería de Repsol en A Coruña como único estandarte de la producción de combustibles en todo el noroeste peninsular. En un contexto de clara apuesta por la descarbonización de la economía y fecha de caducidad en los combustibles fósiles para la movilidad aquí en España y en el resto de Europa, ¿qué futuro le espera a la planta?

Tras una inversión superior a 130 millones de euros en los dos últimos años, la refinería gallega sigue adelante con su objetivo de lograr la neutralidad de sus emisiones en 2050. Sobre la mesa de la compañía, bautizada ahora como “multienergética” tras su salto a la electricidad renovable, está “la posible implantación de nuevas tecnologías en las actuales unidades” del complejo coruñés “para incrementar la capacidad de producción de biocombustibles avanzados a partir de materias primas sostenibles y residuos procedentes de hogares y de la industria agroalimentaria del entorno”, según explicó Repsol tras un encuentro ayer de su consejero delegado, Josu Jon Imaz, con el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo.

Next Generation

El plan de dar una segunda vida a la refinería entronca con la apuesta de Repsol por la economía circular “como uno de los pilares para transformar sus centros industriales en grandes polos multienergéticos” aprovechando como materia prima “residuos de diferente naturaleza” para sacar al mercado productos con cero emisiones. Como la inmensa mayoría de las grandes corporaciones españolas, Repsol tiene en mente la búsqueda de fondos europeos del Next Generation, “una oportunidad para poner en marcha proyectos pioneros y acelerar el desarrollo de tecnologías clave en la descarbonización” y la digitalización. Son sus dos principales enfoques de futuro, sobre los que Feijóo e Imaz hablaron.

“Uno de los más destacados –señala la compañía en un comunicado– es la producción de hidrógeno renovable a partir del biogás obtenido del tratamiento de residuos urbanos”. Sustituiría al gas natural en sus procesos de fabricación de combustibles líquidos. Repsol asegura que para A Coruña está también en estudio una iniciativa para aprovechar los focos de calor residual para calentar agua y abastecer con ella a núcleos urbanos cercanos, “lo que supondría un ahorro energético y, por tanto, una reducción de las emisiones”.

El otro negocio

“El objetivo de estas medidas potenciales es reforzar la competitividad del sector industrial de Galicia e impulsar su carácter tractor en el tejido empresarial, sobre todo entre los pequeños y medianos proveedores”, explica el grupo, que, entre directos e indirectos, suma más de 5.000 empleos en la comunidad, donde, además de la refinería, controla una red de 260 estaciones de servicio, puntos de suministro de combustible en los tres aeropuertos y la línea de negocio del butano.

Feijóo detalló a Imaz durante el encuentro los principales proyectos capitaneados por la Xunta para acceder a las remesas comunitarias de recuperación económica, especialmente la fábrica de fibras textiles sostenibles, la factoría de biogás y la planta de fertilizantes.