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Galicia entra en riesgo de cortocircuito

La red eléctrica está lista para sumar los 8.400 MW de eólica con conexión, pero falta agilidad en tramitar parques en equilibrio con el entorno, offshore y el almacenamiento

Tendido de alta tensión para el transporte de la electricidad en España. | // FDV

Las fuertes borrascas con vientos de más de 150 kilómetros por hora pusieron a prueba el aguante de los 12 molinos del parque eólico Estaca de Bares en las semanas previas a su encendido el 6 de noviembre de 1987. Ese día, el primer complejo de aerogeneradores construido en Galicia se estrenó con mucho sol y una calma inédita para lo que es habitual allí, clima cargado de adrenalina en el rincón más septentrional del país y puerta de entrada de los vehementes frentes atlánticos. Entre terrenos, obras e impuestos, el proyecto costó casi 110 millones de las antiguas pesetas, unos 658.000 euros, a cargo de la entonces pública Endesa, el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), el Ministerio de Industria y la Xunta.

Los cuatro firmaron un año antes el histórico convenio para estrenar en la comunidad el Plan de Energías Renovables. Geografía y viento. Dos de los supuestos responsables de algunos de los males eternos de su economía convirtieron a Galicia en referente de las energías renovables en Europa, con la incorporación de una media de 300 megavatios (MW) anuales desde finales de los 90 hasta mediados de la década siguiente.

Señales del ocaso

El sabor de los buenos tiempos es amargo en la fábrica de palas para aerogeneradores de Siemens Gamesa en As Somozas. Los 214 trabajadores intentaron hasta el último momento paralizar el Expediente de Regulación de Empleo (ERE), pero, según UGT, “con la legislación laboral actual es imposible” y la única alternativa es “negociar de buena fe” y “por responsabilidad con los afectados”. Votó el 79%, todos a favor del acuerdo, de manos atadas en “este proceso de deslocalización”.

En pleno acelerón de la transición energética, el grupo hispano-alemán echa el cierre a uno de los estandartes de la potente industria de componentes para la eólica implantada en Galicia en la etapa del bum del sector. Sus responsables justifican la decisión por la ausencia de pedidos del modelo fabricado en la planta gallega. “El mercado español, como el mercado global en general, demanda turbinas más grandes”, dicen, admitiendo abiertamente la prioridad del bolsillo: “No puede producir de forma competitiva porque sus costes son mayores que los de otras fábricas”.

3.400 en 2018

“Siemens Gamesa dejó morir la factoría de As Somozas”, coinciden varias fuentes del sector eólico, por la falta de inversiones para adaptarla a los nuevos modelos de palas, aunque puedan influir otras razones como las limitaciones para transportar piezas de mayor tamaño desde su actual ubicación. No ayudó el largo periodo de aletargamiento que sufrieron las renovables en general por el estallido de la crisis financiera de 2008 y la reforma energética que finiquitó las primas a las tecnologías verdes, y particularmente la eólica en Galicia, fruto de los dos fallidos concursos impulsados por el ejecutivo del PSdeG y el BNG y por los populares a su regreso a la Xunta.

Antes de ellos, Juan Rodríguez Yuste, conselleiro de Innovación, Industria y Comercio del último gobierno de Manuel Fraga, se despidió del cargo en 2005 con el objetivo de alcanzar 6.500 MW en eólica. En aquel momento había 2.300 operativos y 1.000 y pico más en camino. Sus polémicas adjudicaciones a última hora acabaron en los tribunales, al igual que el reparto del bipartito y el de la primera legislatura de Alberto Núñez Feijóo, ambos con la misma meta de potencia. Ni de lejos se consiguió. En 2018 había 3.400 MW.

El presidente Feijóo y la ministra Ribera el pasado jueves. // Xunta

“Galicia es una comunidad que quiere seguir siendo verde, una comunidad aliada con una transición energética justa”, defendió Feijóo tras reunirse el pasado jueves con la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera. En la abultada agenda se coló en el último momento la pseudopolémica del presunto agravio por los entre “60 y 62 millones” de inversión para Galicia en la nueva planificación de la red de transporte de la electricidad hasta 2026.

El comunicado de su gabinete después de la cumbre con Ribera afinó la cifra, 68 millones, “apenas un 1,2%” de “los casi 5.700 millones previstos”. “No es admisible”, insistía Feijóo, sin tener en cuenta que lo gordo, unos 1.800 millones, se concentran en solo dos regiones, Baleares y Canarias, por los costosísimos cables submarinos para aliviar su condición de islas energéticas, y que la anterior planificación de 2015-2020 reservó para Galicia más de 300 millones, el 11% del presupuesto en la Península. “La red de transporte de Galicia tiene un desarrollo y un mallado superior al de otras partes del territorio”, le respondió Ribera, según el comunicado del ministerio. Pero es que, además, la cifra real es otra bien distinta a los 68 millones.

"Galicia es una comunidad que quiere seguir siendo verde, una comunidad aliada con una transición energética justa"

Alberto Núñez Feijóo - Presidente de la Xunta

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Como publicó FARO el martes pasado, a la partida de las obras en marcha y nuevas actuaciones hay que sumar el gasto en interconexiones internacionales. Son más de 1.000 millones de euros de los que saldrán los 54 millones para la autopista energética entre Galicia y Portugal, vital, tanto o más que las líneas y las subestaciones internas, para dar salida a toda la nueva eólica. Feijóo se quejó también de que la propuesta “perjudicaría a 1.100 MW eólicos que están autorizados y que no podrían evacuar la energía producida si Red Eléctrica de España (REE) no invierte lo que estaba comprometido”. Tampoco esto es así.

¿Qué es la planificación de la red de transporte? Básicamente la hoja de ruta para garantizar que en un hogar o una industria se encienda la luz en buenas condiciones a medio plazo. Autonomías y Gobierno ponen en común las necesidades del sistema con seis años de antelación, REE elabora un informe técnico en función de cuánto vamos a consumir y Transición Ecológica diseña una propuesta inicial bajo las premisas de integrar la mayor cantidad posible de renovables, exprimir la red actual y eficiencia económica en cualquier obra a mayores.

"La red de transporte de Galicia tiene un desarrollo y un mallado superior al de otras partes del territorio"

Teresa Ribera - Ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico

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El borrador destaca el enorme hueco que las dos térmicas de As Pontes y Meirama dejan para las renovables en sus respectivos puntos de conexión y, aunque el escenario base contempla la incorporación en Galicia de cerca de 2.700 MW de eólica, la capacidad de la red es mucho mayor. ¿Cuánto más? Para, al menos, los 8.400 MW que tienen permiso de acceso. ¿Qué problemas hay entonces con los 1.100 señalados por la Xunta? Pues errores de los propios promotores de los parques que ahora se dan cuenta de que no pueden llegar a los enganches concedidos por REE. Como si un cliente reclama la reserva a un hotel porque se olvidó de coger el avión.

Parte de esos derechos a conectarse caducarán a partir de final de año si antes los parques no tienen el informe ambiental y la autorización administrativa de la Xunta. Después de los 394 MW que entraron en 2019 por las subastas de renovables, Galicia únicamente incorporó 24 MW el pasado 2020. La pandemia no fue tan obstáculo en las líderes del negocio del viento ahora en España. Castilla y León puso en marcha 207 y Aragón 817. Con el sector muy inquieto por algunos movimientos críticos por la expansión de la eólica en la región, la nota de prensa de Transición Ecológica menciona que Ribera enseñó a Feijóo “la zonificación ambiental para el desarrollo de estos proyectos en Galicia”. Filtra la superficie disponible en función del impacto en el entorno. El 75% del territorio de la comunidad figura en el nivel de máxima sensibilidad ambiental.

Zonificación de la superficie para eólica y solar en España.

El encuentro dejó una sorpresa. Mientras Feijóo insistió en quemar biocombustibles en As Pontes, Ribera “invitó” a la Xunta a presentar “propuestas para el desarrollo de la energía eólica offshore” porque la región con mejores condiciones para la eólica marina no hizo ninguna, a pesar de que hace meses que el ejecutivo regional conoce proyectos que quieren implantarse aquí, como el que acaba de anunciar Iberdrola con una inversión de 1.000 millones. Lo mismo sucede con el almacenamiento en las grandes hidroeléctricas y su papel fundamental de colchón de las renovables. Sin lo uno y lo otro, Galicia corre el riesgo de convertirse en uno de esos viejos enchufes donde saltan chispas de aviso por el cortocircuito de las industrias caducas.

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