El gravísimo problema de la discriminación de la mujer en el mercado laboral no tiene trazas de solución a medio plazo e, incluso, la tímida mejora que se notaba desde 2014 se desvanece. Su sueldo medio es un 21,3% más bajo que el de los hombres en Galicia, según el informe divulgado ayer por UGT con motivo de la conmemoración del Día de la Igualdad Salarial el próximo lunes. Al cabo de un año, la diferencia entre ellas y ellos roza los 5.300 euros. Cobran lo que los hombres recibían hace once años, “lo que pone de manifiesto las grandes diferencias existentes y la lenta revalorización del salario femenino”, denuncia UGT, que llama la atención del colmo de la desigualdad: para alcanzar unos ingresos de 19.000 euros, a los hombres “les basta con unos estudios primarios”, mientras que las mujeres deben contar con una titulación universitaria.

La brecha empieza en la nómina básica. Por hora de trabajo las trabajadoras cobran un 8,14% por debajo de los hombres, aunque el sindicato insiste en que el principal factor en la brecha “es la existencia o no de complementos salariales y su peso sobre el total del salario bruto”, donde la diferencia salta hasta un 28%.

En un informe centrado también en la situación de la mujer gallega en la ocupación, la CIG advierte que se necesitarán “300 años” para lograr “la equiparación total” a la vista de los leves avances experimentados en los últimos años. La secretaria de Mulleres de la central, Margarida Corral, recuerda que la crisis provocada por la pandemia “expulsó del mercado laboral a miles de trabajadoras gallegas que se vieron obligadas nuevamente a asumir los cuidados de dependientes y niños”. El 77% de todo el empleo destruido por el COVID-19 fue, según la CIG, del colectivo y la tasa de ocupación de los hombres vuelve a superar “en más de 10 puntos” a la de las mujeres.