Durante su participación hace justo una semana en la presentación en Vigo del informe de la consultora BDO con los retos y las perspectivas de la inversión en Galicia para este nuevo 2021, el consejero delegado de Zendal anticipó ya que lo uno y lo otro son en su caso “muy ambiciosos”. “Todo lo que llevamos en nuestra historia sería inferior a lo que invertiríamos ahora si el proyecto sale adelante”, explicó Andrés Fernández, con los dedos cruzados por “las muchas posibilidades de éxito” en el camino a “convertir nuestra región en un polo de la biotecnología europea”. No hubo que esperar demasiado para conocer parte de los detalles. La compañía confirmó al día siguiente la construcción de la fábrica de vacunas en la localidad portuguesa de Paredes de Coura adelantada por FARO –el presupuesto asciende a 15 millones de euros y las obras terminarán a finales de este mismo año– y un plan de 110 millones para multiplicar la capacidad de producción y envasado en O Porriño. ¿Qué hará allí? Pues levantar dos nuevas plantas, una destinada a la vacuna contra el COVID-19 con la previsión de alcanzar las 800 millones de dosis al año –el grupo gallego tiene acuerdos para la producción con Novavax, el CSIC y la Coalición para la Promoción de Innovaciones para la Preparación ante Epidemias (CEPI)–, otra para el prometedor antígeno de la tuberculosis desarrollada por su filial Biofabri y la Universidad de Zaragoza y una tercera de carácter “piloto”, donde se fabricarían vacunas para ensayos clínicos.

La hoja de ruta de Zendal incluye también la modernización de sus instalaciones actuales y un nuevo centro de alta tecnología y logístico, según detalló ayer el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, tras la celebración del Foro Next Generation dedicado a la industria biotecnológica. El suyo uno de los proyectos remitidos desde Galicia a la convocatoria de Manifestaciones de Interés por parte del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo para identificar iniciativas con un efecto tractor en la economía en el ámbito de la competitividad y la sostenibilidad industrial, susceptibles de recibir fondos del programa europeo de reconstrucción por la pandemia.

Fuerte apuesta por la industria biotecnológica

“Queremos hacer una fuerte apuesta por la industria biotecnológica”, defendió el jefe del Ejecutivo autonómico. Los planes vinculados al sector que optarán a hacerse un hueco en el Next Generation suman 445 millones de euros. “Son iniciativas de una importancia económica que habla por sí sola, pero con una importancia estratégica que supera a la económica porque hablamos de salud, de alimentación, de nuevas formas de agricultura –añadió Feijóo–. En definitiva, de esa economía nueva que estamos comprometidos a construir”.

La candidatura de la Fundación Kaertor no va en esta llamada del Gobierno a las ideas para la reindustrialización, a la espera de que se abra el turno de las manifestaciones de interés para el sector sanitario. Liderada por dos de los científicos más prestigiosos de Galicia, la experta en Farmacología Mabel Loza y el referente en Medicina Genómica Ángel Carracedo, la entidad quiere reforzar su modelo de innovación abierta y colaboración público-privada en el descubrimiento de nuevos tratamientos. En ella nació la primera incubadora de fármacos de España (la Incubation Innovation in Drug Discovery, I2D2) y con la participación en los fondos comunitarios se pretende “dar continuidad” al trabajo realizado en alianza con la multinacional farmacéutica Janssen/Johnson & Johnson, para desarrollar medicamentos “en fase preclínica o fases avanzadas”. Sus primeras investigaciones se centraron en mal de Alzheimer y otras patologías neurodegenerativas, demencias y dolencias hepáticas, como el cáncer de hígado. La inversión ronda los 78,5 millones en Galicia, aunque es mucho mayor porque en el proyecto participan otras seis comunidades.

Al margen de los grandes proyectos tractores, la intención de la Xunta es obtener recursos del Next Generation para la creación de un centro de fabricación propia de un tipo de medicamentos denominado CAR-T –a diferencia de los convencionales, usan células y genes manipulados para las terapias– para “reforzar el sistema gallego de investigación biomédica”; y otros casi 60 millones de euros para impulsar la red gallega de hubs de innovación digital. Funcionan dos, actualmente. El Galicia FoFHUB, liderado por el Clúster de Automoción (Ceaga), y el Hub DATALife, encabezado por el Clúster Tecnológico Empresarial de las Ciencias de la Vida (Bioga). Ambos funcionan como laboratorios de nuevas tecnologías dirigidos a las pymes para que el tamaño no sea un problema para innovar y digitalizarse.

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Estrella Galicia presenta un proyecto de 256,2 millones

Junto con la megaampliación de los centros de Zendal en O Porriño para reforzar su capacidad de producción, envasado y logística de vacunas, el otro proyecto tractor incluido en el proceso de manifestaciones de interés abierto por el Ministerio de Industria hasta el pasado día 20 está un proyecto de Estrella Galicia con una inversión de 256,2 millones de euros. Las explicaciones de la Xunta sobre él son bastante etéreas: “consiste en un centro productivo para aplicar herramientas innovadoras y poder desarrollar nuevas soluciones en el ámbito alimentario y crear productos disruptores de comercialización rápida” con la previsión de “certificar cinco patentes de nuevos productos en el sector”. A falta de conocer la realidad práctica y los detalles, la descripción tiene muchos rasgos en común con el proyecto de investigación que la cadena cabecera de la Corporación Hijos de Rivera está llevando a cabo con la patronal de conserva Anfaco-Cecopesca para sacar al mercado una bebida fermentada a partir de cereales con capacidad antiinflamatoria dentro de su apuesta por la Industria 4.0 y la I+D.