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La pandemia atasca el bum eólico en Galicia con solo un nuevo parque en 2020

La comunidad sumó 24 MW y baja al cuarto lugar entre las principales potencias del viento en España | Hay ya 10.400 MW acumulados con permiso de red o en tramitación

Vista aérea de una instalación de energía eólica Bernabé

A las renovables les quedan unos cuantos días todavía para cambiar de año. Lo estrenarán el próximo 26 de este enero, cuando está previsto que el sector presente sus ofertas para la primera de las subastas en el calendario a cinco años vista y bajo el nuevo marco retributivo aprobados por el Gobierno para cumplir con la descarbonización de la economía y los objetivos de consumo con fuentes limpias del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030. La puja reserva 1.000 megavatios (MW) para eólica, 1.000 más para fotovoltaica y otros 1.000 sin restricción tecnológica, tanto para instalaciones nuevas como para las ya operativas y conectadas al sistema eléctrico español, susceptibles de ampliar potencia. A diferencia de los anteriores de 2016 y 2017, esta vez el proceso va acompañado de una zonificación del territorio. El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico elaboró dos mapas, uno para eólica y otro para fotovoltaica, donde se recogen las zonas protegidas y de alto valor ambiental para identificar posibles localizaciones a las plantas sin impacto en el entorno. Por la gran cantidad de recurso y el enorme volumen de proyectos en tramitación, Galicia se coloca de nuevo con una teórica ventaja para captar parte de esa ansiada inversión y dar un revulsivo a la economía, lastrada por una pandemia que también afectó al sector energético. El objetivo de repetir el gran éxito de 2019 se fue al traste y solo se conectaron 24 nuevos megavatios el pasado 2020.

Una década duró la parálisis en Galicia por las idas y venidas con los dos concursos eólicos fallidos del bipartito en 2008 y el de los populares en 2010 y la reforma energética que tumbó después las primas a este tipo de fuentes de energía para compensar sus elevados costes por su contribución a la lucha contra el cambio climático. Las renovables respiraron por fin cuando se reabrió el grifo de la financiación, alentado por las primeras subastas del Gobierno central y las cada vez más ambiciosas metas fijadas por la UE para la economía verde. Galicia enganchó en solo un ejercicio, el pasado 2019, casi 400 MW en alrededor de una veintena de nuevos parques eólicos.

Simón Espinosa

Desde 2005, durante la etapa de oro del negocio del viento, no se alcanzaba una cifra de semejante magnitud. La Asociación Eólica de Galicia (EGA) confiaba en mantener ese mismo ritmo durante los próximo decenio para dar salida a la cartera de proyectos –algunos pendientes inclusos de la última legislatura de Manuel Fraga al timón de la Xunta– y asegurar carga de trabajo estable en la industria auxiliar para evitar otra ronda de cierres y deslocalizaciones de empresas como la vivida en la etapa de parón. Su presidente, Manel Pazo, comentaba en una entrevista con FARO a finales de septiembre que el coronavirus había enfriado las expectativas para el desarrollo del sector ese año. Se hablaba de unos 144 MW, a partir de las estimaciones de la Xunta. “Era la previsión en junio, pero, tal y como se está poniendo la cosa y la habitual paralización después de un nuevo gobierno por las elecciones, es posible que nos quedemos entre 70 y 80”, apuntó el líder de EGA.

La dureza de la crisis sanitaria y las consecuencias con efecto dominó para los proyectos –la ralentización, por ejemplo, del trabajo de campo para los trabajos de ingeniería y planificación y la elaboración de informes por parte de las administraciones– provocaron que Galicia cerrase el año con una variación mínima de nueva potencia. Hasta el 30 de noviembre había en funcionamiento 3.829 MW de eólica, según el reciente balance de Red Eléctrica de España (REE). El 31 de diciembre de 2019 eran 3.804.

A la cabeza en potencia instalada, Castilla y León supera los 6.200 tras incluir 135 en 2020. Aragón añadió 673 y exprime su apuesta por el viento, convertida ahora en la segunda comunidad con más parques (3.931 MW). Castilla-La Mancha (3.878) sumó 65. Galicia cae hasta el cuarto puesto (3.829 MW) con esos 24 MW nuevos. Fuentes del sector vinculan el incremento a la repotenciación de un parque de EDP Renovables y no descartan que pueda subir “algo más” la cifra cuando el operador del transporte de electricidad actualice las cifras de diciembre, “aunque serán igualmente anecdóticas para Galicia en comparación con 2019 y con todo lo que hay previsto”.

Simón Espinosa

De EDP Renovables es, precisamente, el último proyecto que, hasta ahora, entró en proceso de evaluación ambiental en la Xunta. El parque eólico Monte Agrelo y Muriño tiene seis aerogeneradores de 6 MW cada uno y se ubica en los concellos de Cabana de Bergantiños y Zas. Con fecha del pasado 2020 constan en el área de información pública de la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Vivenda una veintena de parques.

Pero hay bastantes más procedentes de ejercicios anteriores y otra remesa destacable, una treintena, que está en tramitación en el Ministerio para la Transición Ecológica porque superan los 50 MW y son, por tanto, competencia estatal. Acaba de incorporarse a la cola el parque eólico Barjas. Suma 141 MW repartidos entre varias localidades leonesas y los concellos de O Barco, Petín y Vilamartín de Valdeorras. El macrocomplejo de molinos, uno de los más grandes que se prevén en la comunidad, está promovido por Desarrollos Renovables Iberia Delta, filial de la compañía energética pública noruega Statkraft, dueña también de otros dos grandes parques de 170,5 y 154 MW.

Las tres principales energéticas españolas miran con ganas igualmente a Galicia. Iberdrola y Naturgy atesoran en diferentes etapas de tramitación 1.000 MW cada una en eólica y Endesa aspira a sacar adelante hasta 1.500.

¿Cuánta potencia hay entonces esperando turno en Galicia? Los datos más reales, porque incluyen los necesarios permisos de conexión al sistema para encenderse y volcar la producción, son los de REE. A 30 de noviembre en Galicia existían ya 8.200 MW con derecho de enganche concedido, el mayor dato del país. Son 700 más que dos meses antes. Hay otros 2.200 que están en tramitación para obtener la autorización y 2.000 denegados por falta de capacidad en los nudos elegidos.

Las energías “verdes” tocan su máximo en el sistema español

El máximo en la aportación de las energías renovables al consumo de electricidad en España se remonta a 2014, cuando representaron alrededor del 40%. Hasta ahora. En una más que previsible sucesión de récords a medida que se vayan incorporando las nuevas centrales verdes, el 2020 pasa de momento a ostentar el pico de la producción con tecnologías no contaminantes: el 43,6%, según la previsión de cierre del pasado ejercicio que acaba de publicar Red Eléctrica de España (REE). La generación superó los 250.4000 gigavatios (GWh), de los que 109.270 fueron de origen renovable. Una quinta parte de la producción total de electricidad en el país en 2020 vino de la eólica, colocada como la segunda principal fuente tras la nuclear (22,2%). Les siguen los ciclos combinados, que contribuyeron con el 17,8%; las hidroeléctricas (11,9%); la cogeneración (10,8%); y la fotovoltaica, que creció un 66%, hasta alcanzar el 6,1% del mix. El carbón sigue en retirada. De ocupar históricamente los primeros puestos en la estructura de generación de electricidad, las térmicas pasaron en 2019 a una cuota del 4,9% y de solo el 2% el pasado 2020. “El máximo de la cuota de producción de energía verde y limpia se debe, principalmente, a las condiciones climáticas favorables a un mayor empleo de viento y sol como combustibles naturales y al incremento de la potencia renovable instalada en el parque de generación español, que en 2020 suma 2.706 nuevos MW de eólica y solar fotovoltaica”, cuenta REE.

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