Factorías Vulcano y Naval Gijón consiguieron hacerse a comienzos de 1989 –a través de un broker inglés– con el pedido para construir quince arrastreros-factoría de 105 metros de eslora valorados en 70.000 millones de pesetas (casi 421 millones de euros) por encargo del entonces Ministerio de Pesquerías Soviético. Vulcano fabricó ocho (por unos 34.000 millones de las antiguas pesetas, 340 millones de euros), y Naval Gijón, los siete restantes. Han pasado tres décadas, pero aquellos súperarrastreros todavía no han dicho la última palabra. Uno de ellos, bautizado en Vigo en 1992 como Stanovlenie (ahora Kai Yu), acaba de traspasarse por 24,5 millones de dólares (poco más de 20 millones de euros, al tipo actual de cambio). La vendedora es Shanghai Kaiyu Ocean Fishery, una de las subsidiarias de la matriz de la conservera Hijos de Carlos Albo (Shanghai Kaichuang Marine International). Tal y como indicó la compañía al regulador bursátil, el Kai Yu se integrará en la flota de una armadora rusa, Mintay.
Hasta ahora el pesquero, de 105 metros de eslora, faenaba jurel con destino Nigeria, país donde “la demanda de pescado se ha reducido significativamente en los últimos años”. Este hecho, sumado a los “riesgos de altos costes de mantenimiento” y a sus casi 30 años de edad, han empujado a la dueña de Albo a traspasarlo. Según los términos del contrato, Mintay deberá abonar seis millones de dólares en concepto de depósito por el buque, que se entregará antes del próximo 19 de marzo. Los 18,5 millones de dólares restantes se abonarán con este último hito, que se producirá en la ciudad china de Dalian. “La venta permite optimizar aún más la estructura industrial del grupo, centrándose en sus activos principales y acelerando la transformación”, enfatizó la comunicación remitida a la Bolsa de Shanghái. El Kai Yu, que será rebautizado, operará entre el mar de Bering y el de Ojotsk.
“La venta permite optimizar aún más la estructura industrial del grupo, centrándose en sus activos principales y acelerando la transformación”
Los quince arrastreros construidos en la ciudad olívica y en Gijón, uno de los cuales se bautizó con el nombre de Vigo (ahora se llama Petr I, también de bandera rusa tras pasar por la de Vanuatu), fueron diseñados por la firma noruega de ingenieros navales Fiskertrand & Eldoy. Los buques pueden hacer largas mareas sin necesidad de pisar tierra. Con camarotes individuales –fue la primera vez que se hicieron pesqueros con esta habilitación–, cada buque tenía una fábrica de conserva, de harina y aceite de pescado, además de una bodega de 4.000 metros cúbicos para pesca congelada.
Casi 13 millones en ayuda estatal desde verano
La matriz de la conservera viguesa Hijos de Carlos Albo, Shanghai Kaichuang, recibió desde este verano cerca de 13 millones de euros por parte del Gobierno chino. El grueso de los subsidios corresponde a fondos destinados a la modernización la importante flota pesquera de la compañía, según trasladó a la Bolsa de Shanghái en dos notas emitidas en octubre y que cifraban el valor de las ayudas en un total de 94,2 millones de yuanes (11,7 millones de euros al cambio actual). El Gobierno chino acostumbra a regar con este tipo de ayudas a las empresas pesqueras y armadoras de su país, sobre todo en materia de renovación de buques y de compra de combustible. Las dos notas que la multinacional envió a la Bolsa los días 9 y 12 de octubre, señalan que los subsidios estarán destinados a “la renovación y reconstrucción de embarcaciones de pesca oceánica” y que corresponden a la filial Shanghai Kaichuang Ocean Fishery. En ambas notas se especifica que parte de la cuantía está también destinada a “cooperación de inversión extranjera”. La última partida recibida por parte del Gobierno del país asiático fue anunciada por la pesquera esta misma semana. El pasado martes Shanghai Kaichuang comunicó que la misma filial recibirá dinero público por valor de 9,2 millones de yuanes, lo que equivale a 1,1 millones de euros, cuyo destino será también la cooperación en el extranjero.
