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Pescanova salva el escollo de Merrill Lynch pero pugna con un fondo que pide su venta

La entidad norteamericana retira la demanda contra la refinanciación | El traspaso de las filiales industriales rentables, que defiende Broadbill, abocaría al grupo a su desaparición

Puente de mando del pesquero “Novanam Two”, construido por Armón Vigo. | // NAUTICAL

Nueva Pescanova SL es, como en su día lo fue Pescanova SA, una gran coraza societaria bajo la que se despliegan múltiples mercantiles. De la matriz cuelga la verdadera esencia de la multinacional, su músculo industrial, repartido en filiales como Pescanova España –con los centros productivos de Porriño o Chapela–, el grupo Novanam –con la mayor factoría pesquera de África, en Namibia– o las 3.000 hectáreas de cultivo extensivo de langostino vannamei de Promarisco (Ecuador). La matriz es un caparazón, lo que vale es lo de abajo. En la primavera de 2014, las subsidiarias estuvieron en serio riesgo de quiebra, lo que habría echado por tierra el plan de rescate tras la suspensión de pagos . Para algunos fondos y entidades bancarias, la venta de filiales era más rentable que la reestructuración y blindaje de todo el holding. Y es un planteamiento que continúa latente a día de hoy. Ahora, cuando la compañía ha planteado una operación de refinanciación para eliminar 600 millones de deuda concursal y “permitir la viabilidad de la sociedad en el corto y medio plazo”, algunos accionistas han vuelto a sacarlo del cajón. Uno de ellos es el fondo norteamericano Broadbill Investment Partners, que ha impugnado el proceso. El 7 se celebra la vista en el Mercantil de Pontevedra; el hasta ahora principal baluarte contra la refinanciación, Merrill Lynch, se ha apartado del proceso.

El 7 se celebra la vista en el Mercantil de Pontevedra; el hasta ahora principal baluarte contra la refinanciación, Merrill Lynch, se ha apartado del proceso

“La única solución posible para NVPA, y que maximizará el valor a obtener por sus acreedores, es su liquidación [...] Ello no determinaría una grave reducción del valor de sus activos, sino que podría permitir maximizar su valor: piénsese, por ejemplo, en procesos de venta de aquellas líneas de negocio y filiales que concentran su actividad y que sí sean viables financiera y operativamente”, dice su demanda. En efecto, las filiales de Argentina y Namibia, por ejemplo, fueron las que más aportaron al grupo a cierre de 2019, según los datos depositados en el Registro Mercantil. La flota, las plantas de elaborados, las granjas acuícolas o las distribuidora están bajo el paraguas de una subsidiaria, con lo que su enajenación dejaría a Nueva Pescanova sin músculo industrial. Sin sentido. Broadbill es un fondo distressed (comúnmente conocidos como fondos buitre), que compra deuda de empresas en severos problemas financieros. En esencia, su demanda defiende que la reestructuración de deuda, tal y como la ha planteado el equipo de José María Benavent, impone un “sacrificio” demasiado elevado a los “acreedores disidentes”. La venta por partes de Nueva Pescanova sería, cree, más beneficiosa.

Las filiales de Argentina y Namibia, por ejemplo, fueron las que más aportaron al grupo a cierre de 2019

Hasta esta semana, Broadbill era uno de los principales arietes contra la reestructuración, pero no el primero. Este puesto era para el binomio Bank of America Merrill Lynch y Merrill Lynch International. Entidades que, por cierto, también planteaban una liquidación como alternativa idónea al canje de deuda. “La posición de los acreedores se ve perjudicada por este acuerdo de refinanciación, frente al resultado de una posible liquidación de la sociedad”, rezaba su demanda. Según la documentación aportada en la misma, su participación pasaría del 9,36% (de forma conjunta) al 7,97%, y quedarían como acreedores de poco más de 4 millones de euros, pagaderos en un máximo de 27 años. En un duro alegato, la defensa de Merrill Lynch acusó a Abanca, máximo accionista de la multinacional, de haber diseñado una operación de reducción de deuda “a su medida”. No obstante, le firma americana retiró su demanda esta misma semana, como notificó al Mercantil, y a escasas tres de la vista judicial. Distintas fuentes consultadas por FARO consideran que, detrás de esta decisión, está la venta de su participación o de sus créditos.

La SA

Además de Broadbill, hay otras dos demandas que no han sido retiradas y que, de acuerdo al entorno de Nueva Pescanova, causarían la “liquidación del grupo” en caso de prosperar. La primera es de otras tres firmas norteamericanas (QP Capital Holdings, Dupont Pension Trust y E.I. Dupont Canada Company), firmada por el mismo procurador y misma abogada que la del fondo distressed Broadbill. La segunda es de la antigua matriz del grupo, Pescanova SA (o vieja Pescanova). Los planteamientos de esta sociedad, que agrupa todavía a miles de socios minoritarios de la era Fernández de Sousa, son totalmente distintos. Principalmente porque considera que no es necesario liquidar de este modo los 600 millones de deuda concursal que todavía no ha digerido la pesquera, y cree que Abanca solo pretende reforzar su dominio. “No se entiende la supuesta necesidad ineludible de refinanciación” teniendo en cuenta que la compañía prevé cerrar 2020 con un Ebitda de 40 millones, pese al “fortísimo impacto” del COVID. Además, recuerda que el plan de viabilidad recoge un plan de inversiones de 65 millones, “cuya realización no podría permitirse en un contexto preconcursal o de dificultades de solvencia”. La vieja Pescanova cuenta a día de hoy con el 1,65% del capital social del holding pesquero, y vería diluida todavía más su participación de no poder acudir a esta operación. “El acuerdo mejora sustancialmente la posición del acreedor principal y socio mayoritario, Abanca, frente a los restantes”.

Además de Broadbill, hay otras dos demandas que no han sido retiradas y que, de acuerdo al entorno de Nueva Pescanova, causarían la “liquidación del grupo” en caso de prosperar

La dirección financiera de Nueva Pescanova, comandada por Raimon Trías, ha planteado tres opciones a los acreedores. La primera es la capitalización voluntaria del 100% de la deuda reestructurada a su valor razonable (contable); en la segunda, los acreedores pueden canjear el 90%, y dejar el 10% como pasivo en la pesquera con nuevas condiciones (novadas). La tercera vía se aplicará a los acreedores que no suscriban ninguna de las dos anteriores, bien porque la rechacen o no respondan a la “invitación”. En este caso se les aplicará una quita del 90% de su deuda; permanecerán como acreedores con el 10% restante, también con condiciones novadas.

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