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Temor en los astilleros ante la nueva ola de fusiones bancarias: “Tendremos problemas”

Advierten sobre la concentración de riesgos y la pérdida de respaldo a nuevas operaciones

El arrastrero congelador Falcon, diseñado íntegramente por el astillero Nodosa. Nodosa / Cedida

Cuando Hijos de J. Barreras puso en vigor el crucero ultrapremium para The Ritz-Carlton Yacht Collection, en 2017, sus fondos propios apenas superaban los doce millones de euros. No fue óbice para que la compañía lograse amarrar el mayor pedido civil del naval español, por importe –entonces, sin contar con los sobrecostes– de 240 millones de dólares. “Los buques construidos en los astilleros son de elevado importe en relación a sus fondos propios, por lo que las necesidades financieras de su cartera de pedidos requieren de la participación de varias entidades financieras”, explican fuentes conocedoras de este tipo de negociaciones. Sin ir más lejos, en la operación del Evrima –bautizado de inicio como Azora– participaron CaixaBank, Abanca, Popular-Pastor, SabadellGallego, Banca March e Ibercaja. Una de ellas ya se ha integrado en Santander, y Sabadell a punto ha estado de fusionarse con BBVA. Para la construcción del velero Sea Cloud Spirit, de Metalships, concurrieron Sabadell, Abanca y Bankia; la última acaba de aprobar su matrimonio con CaixaBank.

“Teniendo en cuenta los criterios de diversificación de riesgo de las entidades financieras por empresa, la reducción del número de bancos no es una buena noticia para el naval”

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“Tendremos problemas”, zanja un directivo de esta industria en Vigo.

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La nueva oleada de concentraciones preocupa y mucho en el sector. Aunque no haya prosperado la unión de BBVA y Sabadell, o que Ibercaja mantenga la intención –de momento– de continuar en solitario, tanto el Banco de España como el Banco Central Europeo (BCE) inciden en que el camino a seguir pasa por una mayor consolidación del sector. La institución presidida por Christine Lagarde considera, por ejemplo, que en España solo hay hueco para cuatro grandes bancos. “No es una finalidad en sí misma, [las fusiones] son un instrumento para arreglar un problema de rentabilidad, que es grave. Evidentemente, reduce número de jugadores en el mercado. Pero no es cuestión de números, si no de calidad de estos jugadores”, enfatizó su número dos, Luis de Guindos, en una reciente conferencia celebrada en la UVigo. El naval lamenta, no obstante, que algunos players no son tan “sensibles” como otros a sus necesidades de financiación. “Cuando se fusionaron las cajas –ejemplifica el presidente de otra atarazana de Vigo– se nos contó que tendríamos las mismas capacidades. Es decir, que si teníamos dos en Caixanova y dos en Caixa Galicia, tendríamos cuatro”. No sucedió así. “Creo que para todos fue 2+2=1”, ilustra. Incluso menos, “por los problemas de la propia caja”.

La banca internacional, la opción a explotar

Los astilleros gallegos conocen bien las repercusiones de los sucesivos procesos de integraciones, fusiones, absorciones o resoluciones (como el Popular). “En las experiencias de anteriores operaciones, los bancos acumulan los activos y disminuyen gastos, pero no nos han mantenido la suma de riesgos y operaciones de las empresas”. En el naval gallego es generalmente compartido el anhelo de una institución “más industrial”, con una especialización que, apuntan, sí existe en países como Noruega o Alemania. En el caso germano, e impulsado por el Gobierno federal, el KfW IPEX-Bank ha aplazado durante un año el pago de la deuda de las navieras, para darles un “respiro financiero y garantizar que los pedidos actuales de nuevas construcciones no se cancelen”, constató la propia entidad, filial de KfW y heredera de la Kreditanstalt für Wiederaufbau (Instituto de Crédito para la Reconstrucción), creada tras la Segunda Guerra Mundial. “Sin una financiación asegurada, no se utilizaría ni una sola máquina de soldar en el astillero Meyer Werft”, referencia global en el segmento de buques de pasaje.

Un nuevo símbolo made in Galicia.

El arrastrero congelador Falcon, diseñado íntegramente por el astillero Nodosa, ya ha iniciado las pruebas de mar particulares, oficiales y de pesca. Es el buque de mayor dimensión de los construidos durante el último proceso de renovación de la flota pesquera, con 75 metros de eslora y un arqueo de casi 2.000 GT. “Es un alarde de alta tecnología, eficiencia energética, optimización en el tratamiento de las capturas, respeto por el medio ambiente, confort y seguridad para la tripulación”, destacó Nodosa. El Falcon se integrará en la flota de la viguesa Pescapuerta.

El arrastrero congelador Falcon, diseñado íntegramente por el astillero Nodosa Nodosa / Cedida

Fuera de España

“Siempre será un problema no poder negociar con varias entidades y diversificar el riesgo, es una forma de entorpecer las negociaciones"

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"Se hará necesario incrementar la financiación de entidades financieras internacionales, tal y como ya hacen los más avezados de nuestro sector”, apunta otro empresario. Según el informe de actividades de la Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación (Cesce), correspondiente al año 2016, la entidad semipública apoyó a Freire Shipyards con un seguro de crédito comprador, en este caso para el imponente buque escuela Bima Suci.El sindicato bancario quedó conformado por BNP Paribas Fortis y Société Générale.

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Entre los directivos consultados también hay motivos para apreciar algún efecto positivo. “Sobre todo para el acceso a estructuras financieras complejas y de riesgos elevados como las de nuestro sector, y ello como consecuencia de la composición en algunas entidades de equipos más potentes y especializados en determinadas estructuras financieras de cierta complejidad –como estructuras complejas de tax lease, por ejemplo), y también por su mayor músculo para poder cubrir, garantizar o avalar riesgos de mayor nivel, que en otro caso pudieran necesitar de operaciones sindicadas o de la participación de varias entidades”. Eso sí, sería para “casos muy particulares”.

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