El Banco de España estima que entre el 6% y el 10% de las empresas españolas devendrán en inviables y quedarán abocadas a su disolución, dependiendo de si los daños del covid se resuelven con rapidez tras la pandemia o si, por el contrario, persisten por un periodo largo de tiempo. En cualquier supuesto, las expectativas empeoran en el caso de las pymes, más vulnerables, y, sobre todo, en los sectores más afectados por las medidas restrictivas contra la pandemia, como transporte, hostelería, restauración y ocio. Estas son algunas de las conclusiones del estudio sobre El impacto de la crisis del COVID-19 sobre la situación financiera de las empresas no financieras en 2020: Evidencia basada en la central de balances, que el Banco de España difundió ayer.

“Las políticas económicas han contribuido, hasta ahora, a mitigar los riesgos de liquidez para las empresas”, sostiene el organismo que gobierna Pablo Hernández de Cos. En cambio, el Banco de España echa en falta “instrumentos de apoyo a la solvencia empresarial de las empresas de menor dimensión”, así como una reforma de los mecanismos de insolvencias judiciales y extrajudiciales con el fin de dar agilidad y eficiencia a los procesos de reestructuración de deudas de las empresas con problemas de solvencia, pero viables.

La caída de la actividad de las empresas por la crisis del covid ha hecho que se eleve desde el 14% al 40% la proporción de empresas cuyos ingresos son insuficientes para pagar los intereses de sus deudas. Es lo que el Banco de España llama “empresas con presión financiera elevada” y que, por sectores, alcanza al 72,4% de los negocios en hostelería, restauración y ocio, y al 64,6% en vehículos de motor. En el caso de la industria, el porcentaje de empresas que no pueden atender el pago de los intereses se sitúa en el 36,7%.

Dentro del colectivo de empresas con presión financiera elevada (el 40% del total), el Banco de España distingue entre las que son solventes (sus resultados futuros esperados le permiten amortizar su deuda) o insolventes (resultados futuros insuficientes para atender la deuda). Y dentro de las insolventes, el organismos diferencia entre las viables y las inviables. En las empresas insolventes pero viables (las que pueden esperar resultados positivos pero insuficientes para atender la deuda), podría bastar una reestructuración de la deuda (mediante quitas o conversión de deuda en acciones) para garantizar su supervivencia. Sin embargo, las empresas insolventes e inviables (con resultados futuros esperados negativos) están abocadas a la liquidación.

Según los autores del informe, en el escenario más benigno (de una rápida absorción de los efectos del covid), el porcentaje de empresas insolventes pasaría del 10,5% del 2019 al 14,5% en el 2020. Y dentro de este último, seis puntos (el 6% del total de las empresas) correspondería a empresas abocadas a su liquidación ante la expectativa de que sus resultados negativos se mantendrán a largo plazo.

OCDE: dos años para salir del pozo

Gracias a los avances en el desarrollo de una vacuna eficaz contra la COVID-19, las expectativas han mejorado y la incertidumbre ha disminuido. “Por primera vez desde que comenzó la pandemia, hay esperanza en un futuro mejor”, estima la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en su informe bienal Perspectivas Económicas. Salvo para España, cuya economía volverá a caer en el cuarto trimestre como resultado de las nuevas restricciones contra la pandemia, registrando en 2020 la mayor recesión de todos los países de la OCDE. Según sus previsiones, la economía mundial recuperará los niveles anteriores a la pandemia a finales de 2021, si bien la economía española tendrá que esperar hasta finales de 2023 para reponerse de los efectos colaterales de la crisis sanitaria. La OCDE prevé un crecimiento del 5% en 2021 y del 4% en 2022 del PIB español. El think-tank de los países más desarrollados estima que las ayudas gubernamentales y la movilización de los bancos centrales han dado sus frutos, permitiendo la recuperación de numerosos sectores e impidiendo el derrumbe total de muchos otros como consecuencia de la crisis económica provocada por la Covid-19. Con este análisis, la OCDE abre la puerta a un futuro tan “prometedor” como “desafiante”, en su informe semestral. Según el organismo, en este 2020, el Producto Interior Bruto (PIB) a nivel mundial caerá un 4,2%, una cifra muy alejada del 9,5% anunciado el pasado mes de septiembre.