Detrás de la planta de hidrógeno verde que la Xunta anunció como uno de los grandes proyectos tractores en el centenar de iniciativas presentadas al Gobierno central para su financiación a cargo de los fondos que lleguen del Next Generation de la UE están dos empresas. Aunque el vicepresidente segundo y conselleiro de Economía, Empresa e Innovación comentó a FARO hace unas semanas que, por el momento, no se habían localizado socios industriales, tecnológicos y energéticos para cada una, lo cierto es que Reganosa tiene entre manos “un hub escalable” de producción y distribución a partir de electricidad renovable, como adelantó este periódico; y ahora es Naturgy la que deja entrever que también está detrás.

Su presidente, Francisco Reynés, anunció ayer que la compañía analiza dos posibles plantas. Una de 30 megavatios (MW) en La Robla (León) de la mano de Enagás; y otra de 50 MW en Meirama, donde Naturgy acaba de echar el cierre a la térmica. El proyecto es calcado al anunciado por la Xunta, que prevé un coste de enre 60 y 80 millones de euros, aunque fuentes del grupo energético aseguran que todavía está en una fase “muy preliminar”.

Durante una jornada sobre esta nueve fuente de energía organizada por el Ministerio para la Transición Ecológica, Reynés destacó que el hidrógeno verde es “una oportunidad para España” y están incluida en sus planes de futuro “sobre los valores de la sostenibilidad y la transición justa”. Cree que la tecnología abre la puerta, además, a generar empleo en zonas rurales o afectadas por la despoblación, “con proyectos que buscan contar con todos los actores”. A favor de España están las redes actuales de distribución de gas –la misma fortaleza que destaca Reganosa en sus planes–, a las que no habría que tocar ni adaptar para “cubrir las necesidades de gestión de vertidos, tener un sistema de almacenamiento estacional del sector eléctrico y la descarbonización en los sectores finales”.