Alrededor del futuro de la automoción se está formando la tormenta perfecta. La más que previsible atonía de las ventas por la crisis del coronavirus enturbia el corto plazo y el largo es un gran quebradero de cabeza por la transición energética y el fin de los combustibles fósiles. No es un problema solo de España, que prevé vetar los motores de combustión en 2040. En un sector tan internacionalizado, lo local está condicionado por lo que ocurre en otras partes de mundo, como la decisión esta misma semana de Reino Unido de adelantar diez años, a 2030, la prohibición de vender vehículos de gasolina y gasóleo. El mercado británico es fundamental para los coches made in Galicia, su segundo gran destino tras Francia, y la actividad es clave para toda la economía regional. De las pocas que ahora mismo está dando alegrías al Producto Interior Bruto (PIB). La producción del motor en la comunidad se disparó en septiembre casi un 49% y deja el acumulado anual prácticamente al mismo nivel que en 2019 pese a la pandemia. Y también septiembre fue el mejor mes de la historia para las exportaciones del sector –784,6 millones de euros, un 80% más–, lo que le permite cerrar el tercer trimestre con el mayor saldo de ventas fuera de los últimos doce años (4.321 millones de euros).
Tanto el dato de producción como el de ventas al exterior encajan como un guante con el récord que ese mismo mes marcó la planta en Vigo del grupo PSA. En Balaídos se fabricaron 59.900 vehículos, desbancando así el anterior techo de mayo de 2007, cuando fueron 54.300. Al igual que el resto de actividades no esenciales, la factoría sufrió un importante parón durante el periodo de confinamiento estricto de la primera ola de la pandemia. Desde la vuelta a partir del 11 de mayo, las instalaciones aprovecharon todo su potencial para mantener la ola del “éxito” de sus modelos, como destacó el director, Ignacio Bueno, de la mano del “esfuerzo colectivo de los trabajadores” y el “acompañamiento de los proveedores” en esta “situación de alta demanda”.
Tan alta, que el motor gallego se ha convertido este año en el segundo gran polo del motor de España en negocio exterior. Adelanta a País Vasco, Castilla y León y Comunidad Valenciana, solo por detrás de Cataluña (5.505 millones). Las exportaciones del sector en todo en país caen un 19%, hasta los 28.800 millones.
La, por el momento, buena salud del motor permite a Galicia liderar en septiembre el negocio exterior de las empresas con un incremento del 21,5% (2.451 millones de euros), frente a la caída del 0,9% en el total nacional. En lo que va de año, las exportaciones de la comunidad alcanzan los 14.596 millones de euros, un 9,1% en comparación con el mismo periodo del ejercicio pasado.
Además de la automoción, que concentra casi el 30% de la cifra global hasta septiembre, en el comercio exterior de Galicia vuelve a destacar las conservas, básicamente las de pescados y crustáceos, con un incremento superior al 20% (679 millones de euros); y el naval, que elevó un 47% su cifra de negocio (281 millones de euros) por la entrega de los tres pesqueros de Armón a Namibia, Argentina y Canadá, y el de Nodosa a Holanda. Aunque con casi la mitad de la caída que llegó a sufrir al principio de la crisis, el textil arrastra todavía un descenso de cerca del 28%; y un 14% en el caso del pescado fresco.