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O Grove y Sanxenxo pierden tanto empleo como Vigo y el rural agrava su duro “invierno laboral”

Las localidades de la ría de Arousa lideran la caída de ocupados en los concellos medianos y grandes, más de 400 cada una, por su dependencia del turismo | En el interior de Ourense el desplome supera el 9% en algunos puntos

Foto de archivo: Parados haciendo cola en una oficina del antiguo Inem G. Santos

El verano en O Grove duró este año poco más de un mes. Lejos del estirón habitual como en muchos otros municipios vecinos por el revulsivo del turismo, el pequeño paraíso de la ría de Arousa recibió entre julio y septiembre un 40% menos de visitantes y las estancias en establecimientos hoteleros cayeron incluso más, casi a la mitad. De la Semana Santa y de junio, con la movilidad entre provincias recién abierta y sin opción de entrar y salir de la comunidad, ni siquiera hay datos oficiales; y no parece que octubre, azotado por la entonces incipiente segunda ola del coronavirus, haya sido mejor pese a los esfuerzos de la hostelería para sacar adelante las Xornadas Marisqueiras y aliviar el mazazo de la suspensión de la Festa do Marisco. El concello se ha convertido en “la Mallorca de Galicia”, en el epicentro de la destrucción de empleo a causa de la pandemia por su enorme dependencia de un sector que sufre como ningún otro las consecuencias de las restricciones para contener la curva de contagios. Hasta el final del pasado septiembre, O Grove acumulaba una caída anual de ocupados del 9,8%. Uno de cada diez. Perdió en total 431 cotizantes a la Seguridad Social, prácticamente tantos como Vigo (457), la ciudad más poblada de la región y con un mercado laboral 27 veces mayor.

Por si quedaba alguna duda aún, los ocho meses transcurridos desde la declaración del primer estado de emergencia sanitaria confirmaron la teoría inicial de que esta iba a ser una crisis de golpe muy heterogéneo. Ni afecta por igual a las diferentes regiones ni tampoco con la misma virulencia a todos los sectores. Galicia mostró un importante diferencial de más de tres puntos en la caída del Producto Interior Bruto (PIB) durante el segundo trimestre del ejercicio (17,9%) frente al conjunto del Estado (21,5%) –a finales de mes se conocerán los datos del tercer trimestre– gracias a la fuerte presencia de actividades esenciales como la industria agroalimentaria y el menor peso del turismo. Pero también eso cambia a pie de calle.

Cerca del 73% de los habitantes de Sanxenxo trabajaban en el sector servicios en el verano de 2019

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De las 4.505 afiliaciones que tenía O Grove hace un año, el 67,2% pertenecía al sector servicios. Ahí se concentra la inmensa mayoría del desplome hasta septiembre: 429 de los 462 empleos perdidos, según los datos recopilados por el Instituto Galego de Estatística (IGE) en la Seguridad Social. La cifra de afiliados y afiliaciones –donde sí hay información detallada por sectores– es distinta porque una misma persona puede figurar por varios trabajos diferentes. De hecho, el global de altas laborales de residentes en Galicia ronda las 987.000, pero hay 955.700 cotizantes.

La cuota de los servicios en el empleo en Sanxenxo es todavía más elevada que la de O Grove. Cerca del 73% de sus habitantes trabajaban en el sector en el verano de 2019. El otro estandarte de la temporada estival en Galicia sufre una caída anual de la ocupación del 6,8%, con 445 cotizantes menos. Es, por detrás de O Grove, el concello de tamaño mediano con peor saldo laboral por la pandemia. Ambos sobrepasan claramente el recorte de afiliados de Galicia, del 1,5%.

“Es la consecuencia evidente de su especialización productiva”, apunta Maica Bouza, responsable de Emprego de CCOO en Galicia. “Sucede exactamente lo mismo que está pasando en otras zonas de España –añade– que experimentan caídas mucho más importantes que el dato general”. “Es el problema que están viviendo esos municipios con monocultivo en un sector tan frágil ante una situación así”, indica María Cadaval, doctora en Economía Aplicada. El error está para la profesora de la USC y miembro del Foro Económico de Galicia en el “punto de partida”. “Los economistas decimos muchas veces una obviedad, eso de que no se pueden poner todos los huevos en la misma cesta –remarca–. Si se cae la cesta, se rompen todos y, además, juntos”.

En el resto de concellos con una dimensión similar o mayor, destacan los descensos de empleo registrados en Padrón (4,5%); Caldas de Reis (4,3%); Cambados (4,1%); As Pontes (3,9%); Poio (3,2%); Viveiro (3,1%); Burela (2,9%); Vilanova de Arousa (2,8%); Cambre y Fene (2,7%); Santa Comba y Carballo (2,4%); y Ferrol, Vilagarcía de Arousa y Arteixo (2,1%). Del otro lado, el municipio que mejor resistió hasta septiembre el puñetazo del Covid-19 a la actividad es Salvaterra de Miño, donde los afiliados aumentaron un 2,2% tras sumar 78. En Gondomar crecieron un 0,8%; un 0,7% en Tomiño; el 0,6% en Brión; un 0,5% en Rianxo; y un 0,4% en O Porriño y Ponteareas.

Buena parte de ese grupo de concellos con mejor evolución se concentra en tres comarcas del sur de Pontevedra que contrastan con lo ocurrido en O Salnés –en la que se integran O Grove, Sanxenxo, Cambados, Vilanova de Arousa y Vilagarcía, a la cabeza de los números rojos– con un recorte del 4,1%, el más alto por comarcas junto con A Fonsagrada (4,2%). La afiliación en Condado, en cambio, creció incluso en los últimos doce meses un 0,1% y en Baixo Miño y Vigo las bajadas fueron de solo el 0,2% y el 0,5%, respectivamente. Las tres están especializadas en producción industrial. Concretamente en metal y automoción, según el balance del IGE.

"La industria es una parte fundamental de la estructura económica de este país. Que tengamos que decir esto a estas alturas es lamentable"

María Cadaval - Doctora en Economía Aplicada

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“La industria es una parte fundamental de la estructura económica de este país. Que tengamos que decir esto a estas alturas es lamentable, pero parece que en este país hay alguien que todavía no se ha dado cuenta”, afirma María Cadaval. “Somos estupendos porque hemos profesionalizado el turismo hasta un nivel elevadísimo, cosa que es magnífica, que no quepa ninguna duda –continúa–. Pero nuestros colegas franceses tienen un peso del turismo en el PIB del 8%, no se van al 13% como nosotros”.

La prueba, otra vez, de la resiliencia de la industria ante las crisis reabre el intenso debate sobre las condiciones de Galicia para atraer nuevos proyectos. Esta misma semana, en el I Foro de Economía Prospectiva de Galicia coordinado por la propia Cadaval y el catedrático y expresidente de la Xunta, Fernando González Laxe, “uno de los principales inconvenientes que señalaron las empresas es la burocracia mal entendida instalada en este país”. “Los municipios tienen un papel muy importante que jugar dinamizando y diversificando la actividad productiva –señala la economista–. Es necesario que hagan planes estratégicos, pero no de los que se quedan en el cajón, para facilitar la instalación de empresas más allá de los servicios, que desde el punto de vista de la organización es un sector más barato y cómodo, pero muy frágil cuando vienen mal dadas”.

Eso también explica la cara y la cruz del empleo en las dos principales ciudades gallegas. Mientras Vigo perdió 457 afiliados, el 0,4%, la caída en A Coruña fue del 1,7%, con 1.541 cotizantes menos, casi el cuádruple. El mercado laboral vigués no fue una excepción al declive de la hostelería –un 12,6% de retroceso en el empleo–, pero los afiliados en motor, naval y reparaciones industriales aumentaron un 7,1% (626) y se duplicaron (477) en energía, agua y gestión de residuos.

Alrededor de O Grove y Sanxenxo se mueve una docena de pequeños concellos del interior de Galicia, sobre todo en la provincia de Ourense, donde se agrava su invierno demográfico y laboral. La ocupación cae un 9,5% en Oímbra; un 9,4% en Beade; el 8% en Vilar de Santos; casi un 8% en Crecente; el 7,2% en Petín; o un 6,9% en Os Blancos. “El semáforo del Covid-19 nos da la foto del desarrollo económico de Galicia –dice Maica Bouza–. Ves el semáforo en rojo y, salvo casos puntuales, coincide con la radiografía del tejido productivo, la dispersión poblacional y la pirámide de edad”. “En el grupo Galicia 2040 hemos hecho un estudio prospectivo de la población y una de las conclusiones es que nuestro rural tiene carencias muy importantes y la gente cree progresar cuando sale de él”, sostiene Cadaval, que apela a aprovechar de verdad la oportunidad de Galicia “como laboratorio de la silver economy en el que se verán reflejados muchos países europeos dentro de 20 o 30 años” para evitar “la desertización de media Galicia”.

Los sindicatos temen otra saturación del SEPE a la espera de saber los ERTE de Galicia

En Galicia había a finales de 2018 más de 21.000 locales de hostelería con 76.000 trabajadores. A todos les afectan las restricciones de aforo para controlar el coronavirus y directamente no pueden abrir salvo para ofrecer servicio para llevar los que están ubicados en los concellos donde la Xunta implantó el confinamiento perimetral por la elavada tasa de contagios. En ellos vive alrededor del 60% de la población. Es fácil hacerse una idea del varapalo. Pero ¿cuántos expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) se han podido presentar desde las 0.00 horas del pasado 7 de noviembre? La Consellería de Emprego e Igualdade no da los datos de momento. Asturias, donde el gobierno del Principado también decretó el cierre de comercios no esenciales, sí: 2.350 expedientes y 5.207 trabajadores afectados más en una semana. En Cataluña, el Departamento de Trabajo de la Generalitat contabilizó un total de 19.241 de ERTEs que afectan a 132.825 trabajadores desde el 16 de octubre, coincidiendo con el cierre de bares y restaurantes y nuevas restricciones al comercio para combatir la pandemia de coronavirus. Tanto CCOO como UGT reclamaron en los últimos días que el SEPE –encargado de confirmar y pagar las prestaciones tras la revisión inicial de las peticiones por parte de las autoridades laborales de las autonomías– se refuerce ante el previsible aluvión de solicitudes. CSIC-CSIF habla de unos 150.000 nuevos en toda España.

Escrivá reconoce que está habiendo nuevos ERTE pero “en ningún caso de la magnitud del momento anterior”

Las noticias sobre el supuesto colapso generalizado de estos días empañan la verdadera realidad en cada territorio, con más problemas en Madrid y Cataluña. Porque también en ambas los plazos oficiales de reconocimiento de los pagos son mucho más largos que en el resto: 14,66 días y 11,92, respectivamente, el pasado septiembre. La media estatal es de 5,98 días y 2,95 en Galicia. El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, defiende que el empleo volverá a mejorar en noviembre a pesar de las nuevas restricciones. En una entrevista con EFE realizada por Nuria Cano y María Vicente, el ministro señala que la afiliación hasta mediados de este mes apunta a una mejora del empleo con un alza, en cifras desestacionalizadas, “superior” a la de octubre, cuando creció en 45.365 trabajadores en esas cifras desestacionalizadas, que eliminan componentes cíclicos como el fin de determinadas campañas o el refuerzo de la educación con el arranque del curso. Sobre la evolución de los ERTE ante la nueva ola de infecciones de covid-19 y las restricciones aprobadas en algunas zonas, Escrivá reconoce que está habiendo nuevos expedientes pero “en ningún caso de la magnitud del momento anterior” y, además, “con una concentración sectorial muy grande”. Cuestionado por si se puede hablar de una nueva avalancha de ERTE, Escrivá lo rechaza: “con la información que tenemos, en ningún caso”.

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