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Trimestre en blanco para el naval gallego

Solo Zamakona, Murueta y Armón Gijón pusieron pedidos en vigor entre julio y octubre

Instalaciones de Factorías Vulcano, en liquidación Marta G. Brea

Entre julio y octubre de 2017 los astilleros gallegos no lograron la firma de ningún pedido. La construcción naval es profundamente cíclica, no fue algo excepcional. En todo caso, no volvió a ocurrir hasta ahora, que el naval acaba de sellar un tercer trimestre en blanco. La retracción de la actividad contractual es generalizada en todo el mundo, y se ha agudizado de forma dramática como consecuencia de la pandemia Covid-19. “La pandemia ha afectado a un mercado mundial de la construcción naval que ya se encontraba bajo presión después de un doloroso año 2019, en un entorno comercial de baja demanda, aumento de las tensiones comerciales y el proteccionismo”, ha advertido la patronal europea del sector, SEA Europe. Los astilleros gallegos iniciaron este mes de noviembre con 21 barcos en la cartera de pedidos, según los datos actualizados ayer por la Secretaría General de Industria y Pyme. Galicia encabeza todavía este registro en España: el 47% de la cartera actual pertenece a las atarazanas de las rías de Vigo y Pontevedra, con un acumulado de 168.103 CGT (compensated gross tonnage). Pero solo Armón Vigo, con dos pesqueros y un oceanográfico, ha logrado la puesta en vigor de nuevos buques en lo que va de año en la comunidad.

La actividad, con puestas de quilla o entregas, ha caído a la mitad en un año

Los pobres registros a nivel comunitario han llevado a SEA Europe a reclamar de nuevo “medidas de carácter sectorial para salvaguardar la supervivencia de la tecnología marítima” continental, amenazada además por la subsidiada industria asiática. En toda España, también en el tercer trimestre, solo tres astilleros privados firmaron nuevos pedidos: Armón Gijón (con un buque de abastecimiento de GNL para la noruega Knutsen), Zamakona (con un barco para transporte de pescado vivo, para la también noruega Intership AS) y Murueta (una gabarra híbrida para Mureloil, de su mismo grupo). Esta última compañía acaba de amarrar un pesquero congelador para el grupo Royal Greenland, aunque ya entrará en los registros oficiales de contratación del cuarto trimestre. En el cómputo de nuevos contratos de 2020 Galicia ha quedado relegada a la cuarta posición (9% de los CGT firmados), por detrás de País Vasco (38%) y Asturias (53%).

Tres años después

Aunque el precedente de un trimestre en blanco no es muy lejano, hay muchas diferencias entre el de 2017 y el del año en curso. Entonces los astilleros tenían 24 buques en cartera –con menos CGT que ahora, eso sí–, pero habían firmado hasta octubre once pedidos. Este año han sido tres: dos marisqueros para la filial de Mozambique de Nueva Pescanova (Pescamar) y un onceanográfico para Marine Institute (Irlanda). Los tres, de Armón Vigo. También ha menguado la actividad ponderada, un indicador que computa el número de botaduras, puestas de quilla y entregas de buques, hitos que reflejan precisamente el volumen de trabajo de esta industria. El retroceso ha sido del 22% en comparación con aquel ejercicio; se ha hundido a la mitad respecto al mismo periodo de 2019.

Gradas de Nodosa, con cuatro pedidos en vigor a 31 de octubre Gustavo Santos

Con todo, y a excepción de Factorías Vulcano (en proceso de liquidación), todos los astilleros gallegos cuentan con carga de trabajo, aunque con distintas perspectivas a medio plazo. Nodosa acaba de entregar el Montelourido, un arrastrero congelador de 63,7 metros para Ferralemes Ltd y ultima el mismo hito para el Falcon, del grupo Pescapuerta. Tiene en cartera dos mercantes multicargo frigoríficos, encargados por Royal Arctic Line. Armón Vigo tenía a cierre de octubre ocho barcos, por los tres de Cardama –en el Ministerio de Industria consta dos multipropósitos, para Angola y Senegal, y la patrullera de altura Nordsöen–.  En la nómina de Hijos de J. Barreras han desaparecido los cruceros cancelados de Havila Kystryuten pero, además del crucero Evrima, figura todavía el ferri de 191 metros para Naviera Armas, en severos problemas económicos que la han obligado a desprenderse por ejemplo del Villa de Teror (fabricado por Vulcano). Construcciones Navales Paulino Freire (Freire Shipyards) avanza con el atunero Monterraiola y el oceanográfico encargado por Bélgica. En las gradas de Bouzas asoma ya la silueta del megayate de 111 metros de eslora para un armador norteamericano. Metalships & Docks, por último, ultima los últimos trabajos a bordo del Sea Cloud Spirit, cuya entrega tuvo que ser pospuesta por las limitaciones impuestas para hacer frente al Covid-19.

Panorámica de los astilleros de Beiramar Marta G. Brea

Boletín oficial del tercer trimestre

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