Las empresas familiares ven con reticencia el futuro más inmediato. Además de valorar con un 4,1 sobre 9 la situación económica, el nivel más bajo desde el 2013, al salir de la anterior crisis, auguran una recuperación con escasa creación de empleo. Así lo indican los resultados de la encuesta realizada ayer en el marco del XXIII Congreso de la Empresa Familiar, bajo el lema “La fuerza de la recuperación”, inaugurado por el rey Felipe VI.

El presidente del Instituto de la Empresa Familiar (IEF), Marc Puig, durante un diálogo con el presidente de la patronal CEOE, Antonio Garamendi, en la sesión de ayer, pidió al Gobierno “poner las prioridades en medidas de protección y apoyo al tejido empresarial y aparcar” otras iniciativas previstas antes del estallido de la crisis del Covid.

Y en su discurso de apertura del congreso del IEF, agradeció la presencia del Rey y señaló que es precisamente en momentos de dificultad como el actual “cuando más se pone de manifiesto el papel que la Corona representa, como muestra de la estabilidad institucional que necesita un país para desarrollarse día a día y para superar situaciones críticas como la que vivimos por culpa de la pandemia”.

Un reto histórico

El Monarca, al abrir las sesiones que clausurará hoy la vicepresidenta tercera y ministra de Economía, Nadia Calviño, fue directo. “No podemos caer en el pesimismo”, afirmó en su discurso de apertura del encuentro, con un aforo mucho más limitado que en años anteriores y por vía telemática por la pandemia. Felipe VI apeló a mantener la apuesta por la sostenibilidad, afrontar el riesgo climático, una mayor cohesión social, la igualdad de género, la digitalización o la gobernanza de los grandes asuntos globales, pese a que el virus “es un reto histórico para España y la Unión Europea”.

A juicio del Rey, que recibió un prolongado aplauso del auditorio, “en estos momento es cuando las instituciones, empresas y familias tienen que demostrar su capacidad para unir fuerzas y hallar soluciones a corto, medio y largo plazo”.

A su vez, resaltó las características de las empresas familiares, basadas en “valores firmes, intemporales, como la libertad, la responsabilidad y el humanismo”. Y subrayó su capacidad de movilizar recursos y ayudas y su compromiso social.

Recordó que el Covid ha acelerado el proceso de digitalización. “La educación, la formación constituyen cada vez más los cimientos sobre los que sustentar los avances y facilitar la incorporación al mercado laboral del mayor número posible de ciudadanos”, dijo.

Por su parte, Puig destacó el papel que tienen las empresas familiares como garantes del empleo y de protección del medioambiente y defensoras del capitalismo inclusivo. “Las empresas familiares somos imprescindibles para llevar adelante el proceso de relanzamiento, recuperación y transformación que tiene que abordar nuestro país. Por nuestros valores y especialmente por nuestra capacidad de liderazgo”, sentenció. Pidió más medidas de apoyo del Gobierno, así como herramientas para que los fondos europeos lleguen al tejido empresarial. “Nos ponemos a disposición”, subrayó.

Según la encuesta del IEF y la consultora KPMG, casi el 70% de las compañías encuestadas (68%) vaticinan un crecimiento frágil de la actividad sin creación de empleo y el 31% prevé “un moderado aumento de la actividad con una limitada creación neta de empleo”. Un total de 155 socios del IEF, que agrupa a alrededor de un centenar de las mayores empresas familiares, contestaron a las preguntas.

La encuesta recoge que solo el 10% estima que aumentarán sus plantillas, mientras que el 63% mantendrá los mismos niveles de empleo y el 27% lo reducirá. A su vez, un 42% de las empresas esperan igualar el nivel de ventas en el 2021; el 27%, una reducción, y el 31%, un aumento.

Entre las medidas para hacer frente a la crisis del Covid destaca el teletrabajo, según el 71% de los encuestados, seguido por los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), con el 56%, y la adaptación de las estructuras productivas (55%).