El Gobierno ha defendido que la fusión entre CaixaBank y Bankia le permitirá aumentar el porcentaje de ayudas que podrá recuperar de los 24.069 millones de euros inyectados en el grupo nacionalizado por los ejecutivos de José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, un rescate por el que hasta ahora solo se han ingresado 346 millones. Sin embargo, la integración provocará pérdidas millonarias al Estado en un primer momento, según han reconocido fuentes de la Administración a EL PERIÓDICO, del mismo grupo editor (EPI) que FARO.

La raíz del quebranto está en la valoración que ha hecho el grupo de origen catalán del banco con capital público. Las dos entidades han pactado una ecuación de canje de acciones que supone darle un valor a cada uno de los títulos de Bankia de 1,2427 euros, un 20% por encima de su cotización bursátil previa a que se anunciaran las negociaciones entre los dos bancos. Ese precio, sin embargo, es en torno a un 65% inferior al valor que el público Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), dependiente del Ministerio de Economía, concede actualmente a las acciones de Bankia, lo que le provocará una minusvalía que se plasmará en su cuenta de resultados en forma de pérdidas.

El FROB posee el 100% de BFA, la matriz de Bankia, que a su vez es propietaria del 61,823% del banco cotizado que se integrará con CaixaBank. Al ser el accionista de control tanto de la matriz como de la filial, el ente público no contabiliza su participación en ambas según su hipotético valor de mercado, sino en función del patrimonio neto de todo el grupo menos los intereses minoritarios (básicamente, la parte del patrimonio neto de Bankia que corresponde al resto de sus accionistas que no son el Estado). Así, le daba un valor (lo que llama “importe recuperable” de las ayudas) de 9.530 millones en el 2019, que al cierre del pasado junio bajó a 9.490 millones.