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La industria de los sueños se enfrenta a su peor pesadilla

La moda gallega se aferra al online, la eficiencia y la comodidad de la ropa ante una crisis a la que llegó herida por las eternas rebajas

El director del Igape, Fernando Guldrís, la presidenta del Círculo, Patricia García, y el secretario de Cointega, Alberto Rocha, ante los participantes. // FDV

A pesar de que la historia de la moda suele difuminar su nombre a la sombra de las grandes firmas como Chanel o Vionnet que tanto le inspiraron en París durante su etapa de estudiante, Claire McCardell consiguió en 1938 lo que ochenta años después logra Inditex con alguna de sus prendas. Su vestido Monástico, de corte al bies y a imagen de una tienda de campaña ceñida a la cintura con una cuerda, se agotó el mismo día que salió al mercado a un precio de 29,95 dólares. "Siempre he diseñado las cosas que necesitaba. Resulta que otras personas también la necesitan", contaba en un reportaje de la época en Time. De una fría travesía en yate sacó la idea de crear un abrigo tweed y de los problemas por exceso de equipaje se lanzó a romper los trajes de una pieza para crear faldas y tops intercambiables. A ella se le considera el alma de la ropa cómoda a precio moderado, del c asual look que cambio para siempre la industria textil en su profunda reconversión, como en cada crisis, tras el crack de 1929.

Sin pinchazo financiero ni guerra, el sector se enfrenta a una transformación del mismo calado, arrastrada por el durísimo impacto de la pandemia en una actividad estratégica en Galicia. Las ventas de ropa se desplomaron un 40,7% en lo que va de año, según los datos de la Asociación Empresarial del Comercio Textil y Complementos (Acotex) hasta septiembre. "Vamos a seguir vistiéndonos, de una manera u otra y comprando de otra manera, pero el sector en Galicia y España tiene futuro", destacó Alberto Rocha, secretario general de Cointega-Clúster Gallego Textil Moda, en las jornadas sobre la nueva realidad del sector celebradas de manera semipresencial ayer en el Círculo de Empresarios de Galicia con la colaboración del Igape y la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD). Galicia, como recordó Rocha, está "grabada a fuego en el ADN del sector", obligado a "hacer cierta reflexión o autocrítica" . "Es cierto que el consumo se paralizó, pero en otros negocios se compra e incluso en la tecnología se hacen colas", expuso, con el ejemplo del riesgo de "autodestrucción" en cosas como "la propuesta estética de los vaqueros rotos y desgastados hasta el punto de hacerlos incómodos".

"Sois expertos en gestión de incertidumbre", remarcó Juan Chaparro, director de logística y aprovisionamiento en Primark, en referencia a los riesgos inherentes que las firmas asumen con cada colección. "Estamos en una crisis emocional que es mucho más difícil de gestionar que la financiera porque existe el miedo a perder la salud y a los mayores", apuntó el también exdirectivo de Inditex y Esprit. El comportamiento con la pandemia "se ha vuelto mucho más racional", apunta Chaparro, y "el servicio de esclavitud por la moda" gira radicalmente a favor de "la funcionalidad y la comodidad", teniendo en cuenta "que tu lugar de trabajo puede estar ahora a dos metros del sofá".

Sostenibilidad, digitalización en ventas y organización para ganar eficiencia e internacionalización forman parte de la receta de supervivencia de Ángel Asensio, presidente de Moda España, que coincide en la racionalización del consumo y ve al lujo "un valor seguro que pasa de generación a generación". "De los últimos doce años, ocho fueron con caídas, dos en plano y dos con subidas -avisa Eduardo Zamácola-. Y lo peor es que lo hemos normalizado". El líder de Acotex es rotundo por la debilidad que arrastraba el sector desde antes de la llegada del Covid-19 a causa de las eternas rebajas: "Las marcas se han prostituido. Ofrecemos artículos de frío cuando hace 35 grados a la sombra y luego abrimos una guerra de precios".

El tamaño y "el anclaje de un equipo de toda la vida" fueron claves en Roberto Verino para "la inmediatez de las decisiones", según su directora ejecutiva, Dora Casal. La firma ourensana desarrolló en los siete meses de pandemia "proyectos que tardaríamos dos años en condiciones normales". "La calidad del producto es tan importante como la cercanía con el cliente y nosotros tenemos vendedoras desde hace 22 años que los conocen muy bien", remarca. Pero la dimensión puede ser también el mayor problema "y la crisis nos tiene que hacer encontrar los huecos de unión entre empresas", apela Javier Guerra. El empresario textil y senador del PP reclama el apoyo "al talento". "Algunos de los jóvenes que estáis aquí tenéis buenas ideas -dijo-. Una marca se crea contando una historia".

Los empresarios del textil dan por hecho que después de los ERTE vendrán los ERE en un sector "que no se recuperará antes de 2022". Cada año, apuntó Javier Vello, de la consultora Ernst&Young, las eternas rebajas de la moda dan "un cheque de 2.000 millones de euros al consumidor para gastar en otros sectores". "Hablamos de eficiencia, de la cadena logística y poco del consumidor", reprochó. Es la prioridad. "La moda es capaz de construir sueños y sentimientos y, sin embargo -explicó Bruno Méndez, de la consultora Sum-, muchas oportunidades relacionales con el cliente se pierden tras la experiencia de compra".

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