El Ministerio de Industria, Turismo y Comercio y la Xunta de Galicia han trasladado al comité de empresa de Alcoa su "decepción" por la ruptura de las negociaciones y han acusado a la compañía de actuar de "mala fe". La ministra Reyes Maroto y el vicepresidente segundo y conselleiro de Economía, Francisco Conde, se reunieron ayer telemáticamente con representantes de UGT-FICA, CCOO de Industria y CIG, a los que han trasladado su malestar por la decisión de Alcoa de romper las negociaciones para la venta a la británica Liberty House, apenas una hora antes de que finalizara el plazo establecido para llegar a un acuerdo.

"La compañía norteamericana ha rechazado sistemáticamente todas las ofertas que se han puesto sobre la mesa en las últimas semanas, tanto desde el comprador interesado, Liberty House, como del propio Gobierno de España, que estaba dispuesto a comprar temporalmente la planta a través de la Sepi, para venderla inmediatamente a continuación a los británicos de Liberty", subraya el Ministerio en un comunicado. "Lo más decepcionante", según el vicepresidente segundo de la Xunta, es que "Alcoa negó todo" durante la negociación, por lo que ahora las demás partes esperan que "haya una reacción y un giro en este proceso".

Alcoa emitió un comunicado en el que asegura que fue "imposible" llegar a un acuerdo como consecuencia de las "demandas poco razonables de GFG Alliance". Una postura que también despertó la reacción airada del comité de empresa, citado ayer para reanudar las negociaciones del ERE. El presidente, José Antonio Zan, advirtió que si se le permite a una empresa "poner en tela de juicio el estado de derecho" español, seremos "una república bananera". Una multinacional no puede "poner de rodillas al Gobierno y a la Xunta", rechaza Zan, que pide a ambas administraciones "levantarse y decirle a Alcoa que basta ya". Para la plantilla queda clara "mala fe" de la multinacional, que "se ha levantado de la mesa sin acabar el plazo y sin ni tan siquiera responder a la última propuesta".