El presidente de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), Juan Lazcano, tiene muchos kilómetros recorridos. Ingeniero de caminos, canales y puertos conoce el sector como la palma de su mano. Su dilatada experiencia le aporta la visión del experto y sabio que conjuga el verbo con gotas, pero aportando siempre un amplio conocimiento de cifras, datos, informes y estudios sobre el mismo. Afirma que el Covid-19 ha asestado un duro golpe a la construcción en el confinamiento, aunque asegura que esta crisis puede ser una oportunidad si el Gobierno destina a la economía, y en concreto, a la construcción parte de las ayudas directas que va a recibir España del fondo de recuperación de la Unión Europea. Lazcano es tajante. No son tiempos de ajustes. Hay que invertir en infraestructuras y vivienda ya, o no salimos de esta.

-La crisis sanitaria motivada por el Covid-19 ha asestado un serio revés a la economía española. El PIB español ha caído un 18,5% en el segundo trimestre. Un registro histórico ¿Cómo ha afectado a la construcción?

-El sector ha vivido y está viviendo esta crisis con preocupación e incertidumbre. En una primera fase, con el estado de alarma, se produjo una paralización total de la actividad, lo que ha supuesto un coste superior a los 10.000 millones de euros, cifra que supera la inversión realizada en 2019 por el conjunto de nuestras Administraciones Públicas, que fue 9.890 millones de euros. Luego, hemos tenido una segunda etapa, de reanudación. Pero la actividad en la construcción no se puede paralizar de un día a otro. La construcción tiene una incidencia muy relevante en el empleo y un efecto arrastre en la economía española enorme por todos los sectores que están vinculados al mismo. De ahí, que la crisis sanitaria en el sector ha generado una nueva recesión y un serio revés con mayor virulencia y repercusión económica y social que el que tuvo la crisis financiera de 2008. En aquella ocasión, gran parte de las empresas del sector pudieron salir al exterior. En esta crisis no es posible porque es global.

-Ante esta coyuntura, se esperaba que Europa diera una solución conjunta frente la pandemia. Finalmente, Bruselas ha dado el visto bueno al Plan de Reconstrucción de la Unión Europea con la creación de un fondo de recuperación de 750.000 millones de euros. Un acuerdo calificado de histórico. ¿Cómo lo califica?

-Muy positivamente. Primero por el alcance económico logrado. Segundo, por la puesta en común del Marco Financiero Plurianual (MFP) con las medidas específicas destinadas a la recuperación de la economía europea recogidas en el programa Next Generation EU, que garantiza la homogeneidad y la coherencia entre el Pacto Verde, la digitalización y la resiliencia. El Covid-19 plantea a la Unión Europea un desafío enorme para adoptar medidas de emergencia destinadas a proteger la salud del conjunto de sus ciudadanos y por otro, evitar el colapso de la economía. Ambas cuestiones quedan contempladas. Esta vez no se han cometido los errores de la crisis financiera de 2008. El Consejo Europeo a finales de julio advertía la necesidad de movilizar la ayuda a la recuperación así como la conveniencia de crear las condiciones adecuadas para que se ejecuten con prontitud los proyectos de inversión, especialmente en infraestructuras. No son tiempos de ajustes. Además, el fondo de reconstrucción tiene tres virtudes. Se trata de medidas significativas. Estamos hablando de 750.000 millones de euros a invertir en dos años, para el conjunto de los estados de la UE. Son cantidades focalizadas, es decir, están destinadas a regiones y sectores más afectados por la crisis. La construcción es, sin duda, uno de los más castigados por la pandemia. Es una opinión compartida por el FMI.