El antiguo patrón volvió, como en los viejos tiempos de capitán Pescanova, a tener la última palabra, esta vez ejerciendo su derecho de cierre ayer en el macrojuicio por la quiebra hace siete años del gigante pesquero con sede en Chapela. Cuando el pasado 4 de diciembre se sentó por primera vez a declarar en la Audiencia Nacional bajo la petición de una pena de 28 años de cárcel por varios delitos contables por el supuesto maquillaje de las cuentas de la compañía, Manuel Fernández de Sousa ya dejó claro que las posibles responsabilidades del tercer mayor concurso de acreedores de España no iban con él. "Teníamos que mantener los puestos de trabajo. No se ha perdido uno, algo habremos hecho bien. Usted haría igual", espetó al fiscal ante la llamativa cuestión de que nadie se hubiera "extrañado" de que se anunciasen 36,6 millones de euros de beneficio a pesar de que la administración concursal encontró casi 800 millones de euros en pérdidas. Y ayer sucedió lo mismo. La compañía "valía mucho más de lo que se ha dicho", aseguró su expresidente, dolido por "las descalificaciones" que ha escuchado en este medio año de proceso, dilatado por la crisis de la Covid-19.

Sabiendo desde la jornada anterior que la Fiscalía Anticorrupción no se mueve casi ni un milímetro de su tesis sobre un "engaño permanente" a la banca y la petición de 164 años de cárcel para todos los imputados, Fernández de Sousa arremetió contra todos los que durante estos meses hablaron de "aventuras o calificativos peores", según recoge la agencia Efe. No hay un ápice de arrepentimiento sobre las numerosas inversiones internacionales de la compañía, uno de los desencadenantes de la deuda -el agujero, según la acusación, superó los 3.000 millones de euros- e incluso asegura que todos los activos vendidos por el grupo durante su reestructuración son "rentables". Eso, cree, le da la razón.

"Habremos cometido errores, pero todos fueron buscando el beneficio de la empresa. Ningún delito", insistió, remarcando de nuevo el carácter "pionero" de Pescanova bajo sus manos. "De no haber sido por la crisis económica y bancaria en España entre 2008 y 2012 -añadió- no estaríamos aquí".

Al hilo de la confirmación de los cargos contra BDO por parte de la Fiscalía como "socio responsable de la inversión ruinosa", Fernández de Sousa aprovechó para señalar al auditor como uno de los principales responsables por "destruir papeles de trabajo" cuando empezaron a detectarse las supuestas irregularidades y, de paso, cargó también contra los administradores concursales en las desinversiones "muy por debajo de su precio real" en mercado. Puso como ejemplos las plantas de salmón de Acuinova Chile o la polémica piscifactoria de rodaballo en Mira (Portugal). "Nos faltó poco", finalizó, en referencia a la posible salvación que no fructificó por "tener continuamente en contra" a los exaccionistas Damm y Luxempart "por su falta de experiencia".