El coronavirus deja el enésimo golpe a TAP, uno de los emblemas del mundo empresarial portugués. El Gobierno del país habló ayer claramente de una "intervención más decidida" en la aerolínea, cuyo mayor accionista es el propio Estado luso (50% del capital), tras el rechazo de accionistas privados (45% inversores y el 5% en manos de los trabajadores) al plan de inyección de 1.200 millones de euros que ya tenía el aval de la Comisión Europea.

El anuncio fue realizado por el ministro de Infraestructuras durante una comparecencia en el Parlamento en la que subrayó que "la TAP es demasiado importante para que la dejemos caer". Pedro Nuno Santos no aclaró si, tal como adelanta ayer la web del diario Expresso, el Gobierno está dispuesto a avanzar hacia la nacionalización de la compañía. "Cuando hablamos de TAP no podemos limitarnos a los resultados de empresa", insistió Santos, que defendió que "sería un desastre para el país perder la TAP".

La aerolínea es la "mayor exportadora nacional", dijo el ministro, que recordó que emplea a 10.000 personas, destina 1.300 millones de euros en compras a empresas nacionales y contribuye con 300 millones de euros a las arcas públicas a través de impuestos y tasas de Seguridad Social. La decisión del Gobierno del socialista António Costa se produce después de que el consejo de administración de TAP rechazara el lunes el plan de rescate por 1.200 millones de euros propuesto por el Ejecutivo.

Por otra parte, el fabricante aeronáutico Airbus anunció ayer que prevé recortar 15.000 puestos de trabajo antes del verano de 2021, de los que 900 corresponden a España por el impacto de la crisis del coronavirus en el negocio.