Aunque no siempre es un indicador claro de la salud de una empresa, el cierre de un ejercicio con pérdidas no ayuda precisamente a abrir la mano de los inversores y de la banca en busca de financiación. Y Nueva Pescanova viene de números rojos en 2019. Al gigante de la pesca gallega le pasaron factura varios "factores externos", como la caída de los precios del gambón y el langostino vannamei, los aranceles impuestos en Argentina para intentar paliar su grave crisis y la caída del negocio en Asia. Aunque la facturación volvió a superar la barrera de los 1.000 millones de euros -1.057 millones, concretamente, un 8% más que en 2018-, y pese a que en España fue "la empresas que más ha crecido" en ventas (10%) dentro del segmento de "gran consumo", todos estos golpes mermaron un tercio su margen bruto (Ebitda), hasta los 50 millones de euros y el grupo cerró el pasado año con números rojos de 41 millones de euros. Para absorber las últimas pérdidas y las de ejercicios anteriores, la junta de accionistas aprobó ayer una importante reducción del capital de 78 millones de euros.

De 147 millones pasa a 69, como estaba previsto, "restableciendo así el equilibrio entre el valor nominal de las participaciones sociales y el patrimonio neto de la sociedad", según detalla la compañía en una nota de prensa. Teniendo en cuenta que Abanca cuenta ahora mismo con más del 80% de las acciones de la multinacional con sede en Chapela, la autorización a la operación se daba por hecho. "El reequilibrio en el balance pone a la empresa en una situación más ventajosa para conseguir financiación en el mercado y optar a subvenciones públicas", explica Nueva Pescanova.

En estos momentos, la pesquera necesita ganar liquidez para afrontar la resaca de los meses más duros del coronavirus, que supuso un mazazo muy fuerte en la parte del negocio dependiente del canal Horeca. Como su consejero delegado, Ignacio González, reconocía hace poco en un encuentro empresarial virtual organizado por FARO, "el langostino es un producto de encuentro familiar", penalizado, por tanto, por las limitaciones a la movilidad y la distancia exigida para frenar la expansión de la pandemia en marzo, abril y parte de mayo. La compañía, según desveló recientemente ABC, negocia con varias entidades una inyección de hasta 150 millones de euros con el aval del Instituto de Crédito Oficial (ICO) dentro de sus líneas de apoyo empresarial para resistir la embestida de la crisis. Abanca, máximo accionista, y Sabadell y Caixabank, que fueron también socios desde el concurso de acreedores, estarían entre las entidades dispuestas a facilitar liquidez.