De tres casos, pasaron a nueve... y de nueve a 70. El coronavirus se extiende entre la tripulación africana de los atuneros españoles que operan en Seychelles, en el Índico. Más de una veintena de buques con tripulación gallega permanecen fondeados frente a la capital, Victoria, y con parte de los infectados aislados a bordo. Hasta el momento, todos los positivos confirmados por parte del Gobierno isleño pertenecen al grupo de tripulantes de Senegal y Costa de Marfil que llegaron el pasado martes para un relevo y que habían dado negativo en los test realizados en laboratorios certificados por la OMS (según Seychelles) en sus países de origen tres días antes de partir hacia las islas.

Si bien al principio fue el personal de los propios atuneros los que alertaron de una veintena de positivos a bordo tras la realización test rápidos, fue el Departamento de Salud Pública de Seychelles el que tomó casi 200 muestras entre los 207 marineros que llegaron de África el pasado martes para cerciorarse de la realidad del episodio infeccioso.

La primera jornada las autoridades sanitarias informaron que había tres positivos. Al día siguiente, fueron nueve. Desde entonces la cifra no paró de crecer hasta los 70 anunciados a última hora del sábado, aunque lo más probable es que la cifra siga aumentando conforme pasen las horas y se reciban los resultados de las muestras tomadas.

En esa comunicación del Gobierno del archipiélago se informó también que todos los marineros que dieron positivo serán trasladados a los propios barcos (la mayoría ya están en ellos) para que sean atendidos y no en tierra, como informaban cuando los casos alcanzaban la decena.

Desde el sector reconocían al principio (con los tres positivos) que la situación "estaba controlada" y que los barcos estarían fondeados hasta que las autoridades sanitarias no permitiesen salida. Pero entre la tripulación cunde el pánico. Viven con infectados a bordo y temen tener que salir al mar en estas condiciones al no permitir que desembarquen, lo que sería peligroso en caso de que la infección a bordo de extendiese. Y es que estarían a una media de cuatro días de tierra si hay una emergencia.

Esta situación preocupa a los familiares de los tripulantes gallegos que se pusieron estos días en contacto con FARO para denunciar la situación y también criticar la incomunicación que viven con sus seres queridos, a los que, dicen, "no les dejan contar nada de lo que pasa" a bordo.