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análisis

El peaje vigués de la fusión PSA-FCA

Vigo podría pagar el peaje impuesto por Bruselas a la fusión PSA-Fiat Chrysler Automobiles (FCA). Lo que a priori representaba una oportunidad para la factoría gallega, como será la pertenencia al cuarto mayor fabricante de automóviles del mundo, amenaza ahora uno de los segmentos que nació con Balaídos en 1958 -con aquellos primeros Citroën AZU- y que a lo largo de estos últimos 62 años ha salvado a la planta de crisis e incluso pretensiones de cierre: los vehículos comerciales ligeros (LCV), es decir, las furgonetas.

La Comisión Europea (CE), no sin razón, asegura que la alianza entre los grupos francés e italoamericano pone en peligro la competencia del mercado en Europa en hasta 14 países. Solo PSA alcanzó en 2019 una cuota del 25% en este segmento, en gran parte gracias a los modelos vigueses Berlingo, Partner/Rifter y Combo, y con la suma de FCA ese porcentaje sobrepasará el 30% e incluso el 40% en algunos estados, como Italia. Ante esta situación, la Dirección General de Competencia de la CE ha decidido abrir una investigación en profundidad sobre los riesgos de la fusión y comunicará su decisión en 90 días.

Otra vez la Comisión se cruza en el camino industrial de Vigo, lo que recuerda al triste episodio que a punto estuvo de acabar con el sector naval en 2011, cuando suspendió el antiguo tax lease, el sistema de bonificaciones fiscales que utilizaban los astilleros para competir en precio, a raíz de unas acusaciones del lobby naval holandés que la justicia años después se encargó de demostrar que eran falsas pero cuyos ecos aún colean a lo largo y ancho de la ría.

La situación esta vez es distinta, pero las decisiones que adopte Bruselas podrían ser igualmente nocivas para la industria de Vigo. Ante una fusión como la de PSA-FCA, la Comisión podría condicionar su ok a que ambos grupos desinviertan en el segmento de furgonetas, a que reduzcan su capacidad industrial (en cristiano: cierre de plantas o líneas de producción), o a que sacrifiquen algunas marcas en aquellos mercados con mayor posicionamiento para garantizar la competencia. En cualquiera de estos casos, Balaídos, uno de los principales fabricantes del mundo de LCV, y no solo del Grupo PSA, saldrá en mayor o menor medida, perjudicado. Vigo volvería a pagar un peaje en la sombra que no merece.

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