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La investigación de la UE a la fusión PSA-Fiat dispara las alarmas

Empresas y sindicatos temen que Bruselas condicione la fusión con Fiat a reducir capacidades o a excluir alguna marca del mercado

Una operaria de PSA Vigo. // Víctor Cameselle

Las condiciones que Bruselas pueda imponer a la fusión PSA-FCA para acabar con su posición dominante en el mercado de las furgonetas en Europa preocupa y mucho a la automoción gallega. Empresas y sindicatos temen que la alianza opte por una desinversión en el segmento de los vehículos comerciales ligeros (LCV), una reducción de capacidades o restrinja el acceso a los mercados de algunas de sus marcas, y a las repercusiones que eso pueda tener en una fábrica como la de Vigo, en la que más del 50% de su producción depende precisamente de las furgonetas. El veredicto de la Comisión Europea (CE) se conocerá en noventa días.

A pie de fábrica, los sindicatos no ocultaron ayer su inquietud por la investigación "en profundidad" abierta esta semana por la Dirección General de Competencia, que ha detectado un posible dominio de mercado de las marcas de PSA y Fiat Chrysler Automobiles (FCA) en al menos catorce países europeos. Rubén Pérez, de la sección sindical de FICA-UGT, reconoció que esa "preocupación" es doble: por una parte, por la posible afección directa al segmento de las furgonetas, ya que "nuestra producción está muy ligada a estos vehículos", y por otra, por la viabilidad de la propia fusión en un contexto sectorial en el que aunar sinergias y ganar músculo industrial es más importante que nunca en el motor. "Habrá que estar atentos", apuntó.

Santiago García, de CC OO-Industria, coincidió en que "cualquier afectación al mercado de furgonetas nos tocaría directamente en Vigo" por lo que "estaremos muy atentos a el desarrollo del proyecto de fusión". Confía, pese a todo, en que durante estos tres meses de análisis a los que Bruselas someterá la fusión se alcance una respuesta positiva que no perjudique a los intereses de la alianza y de la planta de Vigo, en la que los LCV permiten el mantenimiento de cuatro turnos de trabajo incluso en esta etapa post-Covid-19 con una previsión de producción de más de 2 millones de unidades hasta 2028.

Más optimista se muestra Vitor Mariño (CUT), argumentando que PSA y FCA llevan décadas colaborando en el segmento de los comerciales ligeros en plantas como Sevel o SevelNord, y que nunca hasta ahora la Comisión habría mostrado sus sospechas ante un posible abuso de mercado. En cambio, para Mariño el principal peligro de la fusión con el grupo italoamericano viene por la mayor competencia que tendrá PSA-Vigo a la hora de pujar por nuevos modelos dentro de sistema de subastas que tan bien le ha resultado a la multinacional francesa "a costa de los trabajadores". "En Vigo también fabricamos Toyota, no creo que haya más problemas en este sentido", razonó.

Analistas del sector explicaron que tanto PSA como FCA tratarán hasta el último momento de salvar el esquema de la fusión -que debería completarse en el primer semestre de 2021- sin ajustes en un segmento muy lucrativo pero al que el resto de fabricantes generalistas no han dedicado tanta atención en las últimas décadas. Y dentro de las condiciones que siempre suele exponer Bruselas para garantizar la libre competencia, llegado el caso, la fusión optaría por restringir el acceso de algunas marcas a mercados determinados para asegurar una mayor concurrencia de fabricantes, antes que por una reducción de capacidades (cierre de plantas o líneas de producción) o posibles desinversiones. Fuentes del sector destacaron también que en el peor de los casos, la competitividad de la planta de Vigo frente a las otras de la alianza especializadas en LCV se impondría en un hipotético ajuste.

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