Con la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalando a Sudamérica como el "nuevo epicentro" de la pandemia del coronavirus, la curva de contagios sigue al alza en Argentina, que el pasado viernes registró 718 nuevos casos. El total supera los 10.600, con 433 muertes, 17 de ellas en el último día del balance. Se trata de un máximo diario, en gran parte debido a la situación en el Área Metropolitana de Buenos Aires, aunque muy lejos de otros países de la zona -en Brasil van ya 20.000 víctimas mortales- tras la decisión del Gobierno presidido por Alberto Fernández de decretar el confinamiento ciudadano el 20 de marzo ya, cuando el número de infectados rondaba los 160. El virus que está haciendo temblar a medio mundo pilla al país en una situación ya de por sí muy delicada. Acaba de entrar en default. Otra vez y van nueve en su historia. El Gobierno argentino ha optado por una suspensión de pagos "selectiva" con los 503 millones de dólares (más de 461 millones de euros) por los intereses de tres bonos, mientras acelera las negociaciones para reestructurar su deuda externa en momentos en que la pandemia de coronavirus profundiza la recesión que sufre desde hace dos años.

El impago, confirmado por fuentes oficiales a la agencia Efe, se produjo un día después de que el Gobierno argentino decidiera el jueves extender hasta el 2 de junio las negociaciones con poderosos fondos de inversión para llegar a un acuerdo que permita reestructurar 66.238 millones de dólares (cerca de 61.000 millones de euros) de deuda externa. Parte de ese pasivo acumulado son los bonos que no se han remunerado el viernes. El Ejecutivo liderado por el peronista Alberto Fernández apuesta a llegar a un pronto acuerdo para evitar que los acreedores accionen contra Argentina por este nuevo cese de pagos.

"El panorama para la reestructuración de la deuda de Argentina muy probablemente se tornará más complicado", señaló a Efe el vicepresidente de la agencia calificadora de riesgo Moody's, Gabriel Torres. Los bonistas podrían reclamar la activación de las cláusulas de aceleración que, al extender el default a toda la deuda, permiten reclamar el pago adelantado de todo el capital y sus intereses, pero los analistas confían en que un pronto acuerdo en el proceso de reestructuración evite llegar a esa instancia.

En búsqueda de un acercamiento, el Ministerio de Economía argentino podría presentar en los próximos días una mejora de la oferta, que propone el canje de bonos emitidos entre 2005 y 2016 por otros títulos nuevos con vencimiento entre 2030 y 2047. La propuesta presentada el 17 de abril prevé un período de gracia de tres años, una quita de 5,4% sobre el capital adeudado y una reducción de intereses del 62 %, equivalente a 37.900 millones, pero fue rechazada en un inicio por influyentes fondos de inversión que poseen gran parte de los títulos a renegociar. La reestructuración de bonos representa solo una parte del total de la deuda pública argentina, que asciende a 323.192,6 millones de dólares (296.370 millones de euros).

En Argentina viven más de 176.000 gallegos, la mayoría emigrantes y sus familiares. Es un país, además, muy ligado a la economía gallega, especialmente el sector de la pesca. Las empresas de la comunidad emplean allí a unas 5.000 personas y más de 80 buques faenan en los caladeros argentinos.