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Golpe al empleo juvenil

Solo quedan 193.176 afiliaciones de menores de 35 años tras una caída de casi el 10% en dos meses | El colectivo suponía en 2007 el 36% de las altas y ahora no llega ni al 20%

Golpe al empleo juvenil

Antes de que el coronavirus pusiese patas arriba la progresiva senda de la recuperación tras dos recesiones sin apenas pausa, entre los expertos en el mercado laboral cundía la idea de que el principal problema económico de España era ya el envejecimiento. Ahora suena casi a prehistoria, pero poco antes de la emergencia sanitaria media, Europa miraba con atención la ley impulsada en Alemania para favorecer la entrada de inmigrantes y cubrir 1,2 millones de vacantes de trabajo con perfiles de formación media y alta. En mayor o menor grado, la inmensa mayoría de los socios comunitarios padecen el mismo déficit. Y compiten entre sí en la captación de foráneos.

El ministro de Seguridad Social apuntó en esa misma línea. "Millones y millones de inmigrantes", dijo José Luis Escrivá en el Congreso de los Diputados, dando por buenas las estimaciones de entre 8 y 9 millones de nuevos residentes hasta 2050 realizadas por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) que presidió antes de entrar en el Ejecutivo. Cuando todo lo que tiene que ver con la pandemia se tranquilice de verdad, el desequilibrio seguirá ahí. Peor incluso. Los jóvenes cargan de nuevo con buena parte del golpe de la crisis del Covid-19. Tanto, que en Galicia por primera vez ya ni alcanzan el 20% del empleo.

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El zarpazo del virus agrava la preocupante evolución que el mercado laboral gallego arrastra desde hace mucho tiempo. La bajísima natalidad desequilibra la pirámide de población y frena el relevo generacional en el empleo. Los jóvenes que hay, además, no cuentan con garantías de conseguir un puesto. Como quedó patente en la crisis anterior. Coincidiendo con los primeros compases del cambio de ciclo en 2014, la tasa de ocupación de los menores de 25 años era "significativamente más baja" que en el conjunto de la UE, según reconoció la Xunta en su plan estratégico para 2020. Mientras de media en los países comunitarios trabajaban entonces uno de cada tres jóvenes, en Galicia eran solo uno de cada seis.

La caída de la afiliación en el Seguridad Social en los dos primeros meses de crisis por culpa del coronavirus se cebó con los contratos más precarios, sobre todo los temporales. Y en ese grupo son mayoría los jóvenes. A 30 de abril, en Galicia había 969.784 altas en la Seguridad Social, un 4,2% menos que en el cierre de febrero. En dos meses, por tanto, se perdieron 42.638 cotizaciones, como recogen los datos detallados de la Seguridad Social divulgados por el Instituto Galego de Estatística (IGE). El número solo aumentó (2,2%) entre los trabajadores de más de 65 años: son 317 más.

De esa bajada neta de 42.600 afiliaciones en la comunidad, los menores de 35 años concentran casi la mitad. Entre ellos el descenso fue de 19.936 cotizaciones, un 9,3% menos. En el caso concreto de los gallegos de 16 a 19 años, el desplome fue del 25% (1.019 bajas en la Seguridad Social); un 16% entre los 20 y los 24 años (5.561); un 9,3% (6.994 afiliaciones menos) en los de 25 a 29 años; y del 6,4% en la horquilla que llega a los 34 años (6.362). Galicia se quedó al final de abril con tan solo 193.176 ocupados en alta laboral por debajo de los 35 años, perdiendo por primera vez la barrera de los 200.000 jóvenes en el mercado laboral.

Si Galicia en su conjunto no llegó a alcanzar el máximo histórico de afiliados de la etapa de bonanza previa a la doble recesión, la evolución en el colectivo es todavía peor. En abril de 2007 superaban de largo los 385.000. Salvo un ligero repunte en 2014, cuando la economía regional volvió a crecer, su peso no ha dejado de mermar. Con el nuevo impacto a causa de la pandemia, el número de afiliaciones de jóvenes en la comunidad se desploma a la mitad en los últimos 13 años. En este tiempo, el grupo de edad de 16 a 34 años en la tarta de cotizaciones pasó del 36,4% (uno de cada tres trabajadores) al 19,9% (ni siquiera dos de cada diez).

Entre marzo y abril, cerca de 10.000 gallegos en esas edades pasaron a engrosar las listas del desempleo. El incremento del paro entre ellos fue del 26,7%, diez puntos superior al 15,3% del global de Galicia. Especialmente dramático fue el salto en los de 25 a 29 años: lideran el alza tanto en números absolutos (4.092 desempleados más), como en porcentaje (30,5%), según los datos del Ministerio de Trabajo. La sangría se contiene a medida que avanza la edad. El paro en los gallegos de 50 a 54 años aumentó un 10,2%; un 5,8% en los de 55 a 59 años; y un 4,6% entre los 60 y los 64 años.

La última Encuesta de Población Activa (EPA) resume el primer trimestre del actual 2020 y solo mide el impacto inicial del coronavirus en el mercado laboral. Aún así, es otra evidencia del delicado panorama que, otra crisis más, asola a los jóvenes gallegos. La tasa de paro en la región se elevó del 11,7% de diciembre al 12,6%, mientras que en los de 20 a 24 años alcanza ya el 27,1% y el 19,6% en los de 25 a 29. En ese primer mes de la pandemia -realmente 15 días desde que empezaron a notarse las repercusiones en la actividad con la declaración del estado de emergencia sanitaria-, la caída en la ocupación afectó a 10.000 jóvenes. Que el tipo de relación laboral ha sido crucial queda de nuevo en evidencia: 2.800 eran indefinidos y 7.000 tenían un contrato temporal. De ellos, casi 5.000 no pasaron de la primera etapa de educación secundaria y 3.400 con segunda incluida. Otros 3.400 eran titulados superiores. Entre los jóvenes con estudios primarios, el número de ocupados aumentó en marzo en 800.

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