A lo permitido por las administraciones en cada fase de la desescalada, Adolfo Domínguez suma como criterio en la reapertura de sus tiendas la evolución de la demanda. No levantará la persiana de los establecimientos si no hay respuesta también de los clientes para salvaguardar la tesorería. De hecho, de los 391 que tiene repartidos por todo el mundo, ayer solo estaban abiertos 64. Ni dos de cada diez. La mítica compañía textil vuelve a la normalidad con mucha cautela y solo en Portugal, Francia, Japón, China, Chile, Costa Rica, Australia y España, donde opera con 30 locales a pie de calle, centros comerciales y corners en El Corte Inglés. "La siguiente etapa de reaperturas de la firma se activará a partir del 25 de mayo según evolucione la contención de la pandemia en cada una de las provincias españolas", insistía ayer el grupo en el anuncio de un nuevo expediente de regulación de empleo temporal (ERTE) para la mayoría de la plantilla para articular "un plan gradual" de reaperturas.
Adolfo Domínguez tiene ahora mismo un ERTE en vigor "por motivos objetivos ante la bajada del consumo". En él están 896 trabajadores, el 84% del personal. Parte de los efectivos a nómina de la empresa se han ido reincorporando a sus puestos en los últimos días, especialmente los vinculados a la red. De hecho, el ajuste temporal arrancó tras la declaración del estado de alarma en marzo con 728 empleados y unos días después se elevó hasta los 909. El nuevo ERTE entrará en vigor cuando finalice el actual el 30 de junio y tendrá una duración de hasta un año. Su director general, Antonio Puente, insiste en la importancia de dar respuesta no solo "a la realidad económica", sino también a la situación del consumo tras la crisis del coronavirus. "Cada reapertura nos permite ir reincorporando paso a paso a más profesionales a su actividad habitual", señala en un comunicado de prensa, donde los responsables de la compañía subrayan que el plan "se ha acometido de forma responsable, ordenada y de conformidad con lo previsto en la normativa laboral".
Esta vez no cuenta con la mayoría sindical de apoyo. CC OO no lo firmó porque considera "precipitado" establecer un nuevo ERTE "sin tener claro cómo se desarrollarían las fases de desescalada" en cada zona. "Era imposible negociar criterios que permitieran un ERTE ecuánime y que impidiera que las personas con contratos más precarios se vieran más perjudicadas por su aplicación", señalan la central. A CC OO le preocupa "especialmente" el cumplimiento de "las medidas preventivas" marcadas por las autoridades "con la presencia mínima prevista en las tiendas". "Una única persona", critican, para todo. A eso añaden los riesgos por trabajar con turnos cruzados, que el ERTE no sea rotativo y arremeten contra la decisión del grupo de no complementar la prestación ni abonar las pagas extra sin descuento.
