El parón inédito y casi en pleno de la industria europea de automoción ha unificado tanto sus problemas como los SOS SOSque, en los últimos días, han lanzado a los Gobiernos de cada país. En todo el continente se matricularon apenas 33.000 vehículos en abril, una tercera parte de los turismos que se vendían solo en España antes de la llegada del Covid-19. En Alemania, por ejemplo, el motor se ha topado con la oposición de Los Verdes para incluir a los coches diésel y gasolina dentro de una especie de Plan PIVE teutón para impulsar las ventas. En España, a priori, no hay esa cerrazón; la industria ha reclamado al Gobierno un programa de 400 millones de euros para la reactivación del mercado y el achatarramiento de vehículos viejos, impulsando la matriculación no solo de turismos verdes. Ayer hubo una reunión entre el núcleo duro del sector -con las asociaciones de fabricantes Anfac y Sernauto, y las de distribución Faconauto y Ganvam- y las ministras de Industria y Transición Ecológica, Reyes Maroto y Teresa Ribera, respectivamente. El Ejecutivo ha garantizado apoyos para el "estímulo de la demanda a corto y medio plazo"; lo que no ha comprometido son cifras.
"Hemos trasladado que la reconstrucción de la automoción es posible, porque ya se hizo en la crisis de 2008, cuando también fuimos protagonistas del impulso económico y social de nuestro país. El desencadenante tiene que ser recuperar la demanda lo antes posible", resumió al término del encuentro, por videoconferencia, el presidente de la patronal de concesionarios Faconauto, Gerardo Pérez. Oficialmente el compromiso de Madrid pasa por ayudas a la compra de coches nuevos, aunque no ha concretado si incluirán los diésel y gasolina. El comunicado oficial habla de "favorecer la reactivación y adaptación del sector hacia opciones de movilidad eficiente y sostenible", sin mención expresa a un PIVE o MOVES (centrado en los eléctricos). También ha garantizado apoyos, sin concretar, para fortalecer "la inversión y la innovación industrial".
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Los representantes del sector valoraron la receptividad del Gobierno, al que le expusieron un plan de choque que incluye precisamente un refuerzo de cara las factorías 4.0, así como una mejor fiscalidad para las matriculaciones. "Tenemos que tomar el ejemplo de otros países europeos, que ya están poniendo en marcha estas medidas y lanzar así un mensaje, también a las casas matrices internacionales, de que España es un país que se preocupa por su industria de automoción", resumió el máximo representante de Anfac, José Vicente de los Mozos. La "prioridad" para la industria pasa por "asegurar las aperturas, reactivar la demanda y asegurar la liquidez". El motor, con 161.500 empleos, representa el 10% del PIB de España.
