Su destino estaba escrito para que pasase a manos de un holding industrial, un grupo pesquero o un fondo de inversión. Era el camino previsible para Nueva Pescanova, rescatada por una banca que había sufrido quitas de 1.560 millones de euros y tras haber protagonizado la mayor quiebra no inmobiliaria de la historia empresarial española. Pero ha cambiado de manos, sí, aunque su nueva propietaria también es una entidad financiera. Abanca ha sellado el acuerdo de compra por la posición que mantenían Banco Sabadell (24,5%) y CaixaBank (15,2%), que en conjunto sumaban cerca del 40% del capital social. De este modo la firma presidida por Juan Carlos Escotet rebasa el 80% de los títulos de la compañía de Chapela, exclusiva que adelantó FARO en su edición digital.
La operación dista de la planteada en diciembre y el pasado febrero, cuando el banco negoció la compra de una participación superior, y con la que habría alcanzado el 93% del accionariado. Pero esa transacción se frustró a principios de mes, como publicó este periódico.
De hecho entonces existía una especie de alianza con otros socios que incluían a Bank of America y los fondos Brookfield (dueño de Oaktree, a su vez socio mayoritario de la naviera que ya controla el astillero Barreras) y Broadbill Partners. Estas tres sociedades quedaron descolgadas de esta operación, como ha podido constatar FARO. No han trascendido los detalles de la compraventa, si bien tanto Sabadell como CaixaBank habrían obtenido plusvalías, y se han desprendido también de la deuda concursal que mantenían en la sociedad. La última oferta consistía en un desembolso de 150 millones de euros, con otros 50 de deuda garantizada. Si se valora esta operación (la frustrada) por la transmisión de acciones sin contar la deuda performing, equivalía a valorar la multinacional en algo más de seis veces el Ebitda previsto para 2019 (45 millones de euros). Los números registrados por Nueva Pescanova no fueron buenos el pasado ejercicio, con pérdidas de 33,7 millones de euros (a falta del cierre del consolidado y según consta en el informe anual de Sabadell).
Programado
Programado
Nueva Pescanova había trazado para el cuatrienio 2016-2020 un plan estratégico ( Todos a una), al final del cual ya estaba prevista la desinversión de las dos entidades. Su presidente, Jacobo González-Robatto, había anticipado en 2015 la banca diría adiós al proyecto como accionista "cuando tengamos la confianza de que puede cumplir su plan de negocio y se puede mantener sola". Ese día llegó; han pasado ocho años de la quiebra. Ninguna empresa en funcionamiento ha logrado superar lo que Nueva Pescanova, que en 2012 afloró un pasivo oculto que sobrepasaba los 3.600 millones de euros.
La posición de Abanca siempre ha sido distinta, toda vez que su apuesta para erigirse como un partícipe creciente, primero, y de control, después, arrancó en la primavera de 2018. Fue entonces cuando duplicó su peso en la compañía con distintas transacciones que incluyeron a Deutsche Bank, Bankia, HSBC o BBVA. "El objetivo de Abanca es que Pescanova mantenga sus órganos de gestión y su poder de decisión en Galicia y no caiga en mano de los fondos", resumió a este periódico el responsable de Participadas de la entidad, Javier Carral, el pasado verano, cuando el accionariado de la pesquera se partió en dos. Los socios que habían liderado el plan de rescate desde 2014 querían salir del capital; Abanca, con derecho prioritario de compra, no.
La pesquera ha encargado a Boston Consulting Group el diseño de un nuevo plan de negocio a cuatro años vista y adaptada al nuevo escen ario del sector y de la propia compañía. Nueva Pescanova ha perdido fuelle en el ranking mundial de pesqueras, pero todavía lidera de largo la clasificación de la industria española, por encima de Grupo Profand e Iberconsa.
