Patricia Rodríguez do Camiño sigue siendo empleada de la pesquera, hoy Nueva Pescanova, y en el mismo departamento: Atención al cliente. Cuando se desató la crisis la compañía utilizaba los CIF de antiguos clientes para factorizar facturas -con el objetivo de obtener financiación- sin su conocimiento, según la investigación. Cuando la pesquera se quedó sin dinero para pagar a los bancos estos fueron contra el siguiente eslabón en la cadena, aquellos clientes que no sabían nada. A Rodríguez le tocó atender varias llamadas de algunos de ellos, en marzo de 2013, acusando a la multinacional de inventarse o duplicar facturas. "Lo que me dijeron -expuso en calidad de testigo- es que había sido un error informático". En uno de los correos remitidos a sus superiores, incorporado al informe forensic de KPMG, había sido clara: "La paciencia de nuestros clientes se agota". Confió entonces en la palabra de la antigua dirección: "Ni se me ocurría pensar en que había mala praxis".