Fue el primero en marcar distancias y abandonar una nave, la del consejo de administración de Pescanova SA, en la que había embarcado a mediados de los noventa. Antonio Basagoiti García-Tuñón dimitió como tal el 30 de abril de 2013, cuando la empresa ya estaba en concurso de acreedores. Salió sin saber, al menos como miembro del staff, ni la deuda real ni las pérdidas en las que había incurrido la compañía.
En su cabeza la pesquera tenía un pasivo de "en torno a mil millones de euros", aunque finalmente rebasaría holgadamente los 3.600. "Las explicaciones que recibimos eran vagas y confusas. En realidad nunca las recibí sobre la deuda, tres veces superior", lamentó el también expresidente de Banesto y titular, en Pescanova, del comité de nombramientos y retribuciones.
Antes fue el turno del también exconsejero Yago Méndez Pascual -hijo del exdirector general de Caixa Galicia-- quien también se mostró como un miembro "sorprendido" por las circunstancias. "Recibía nula información cuando la pedía, me decía -en alusión al expresidente Manuel Fernández de Sousa- que la cargaba el diablo". El testimonio de la también exconsejera Ana Belén Barreras -hija de José Alberto Barreras, de Transpesca- fue intrascendente. "No recuerdo" y "no lo sé" fueron sus respuestas a la mayor parte de las cuestiones planteadas.
