Entre la inversión realizada y los beneficios que dejó de obtener, el fondo Luxempart calcula que ha sufrido un perjuicio de hasta 88 millones de euros. Muy inferior a las pérdidas que han tenido que digerir los 9.000 socios minoritarios, pero muy por encima de las declaradas por la cervecera Damm o el fondo americano Cartesian Capital Group. El presidente de la entidad luxemburguesa es François Tesch, un inversor que se decidió por Pescanova por sus fantásticos resultados y unas perspectivas de futuro -a priori- inmejorables. Y porque se fio completamente de su expresidente, Manuel Fernández de Sousa. "Estaba muy bien considerado en España. Mi confianza en Manuel -así se refirió al vigués- era total".

Era 2011 cuando la desaparecida Novacaixagalicia decidió desprenderse de su 25% en la multinacional; Luxempart no lo dudó. "Los resultados eran extremadamente buenos, crecían las ventas, el Ebitda, el resultado y subía en Bolsa". Sobre el papel la pesquera cerraría aquel año con una facturación de 1.670 millones y un beneficio de más de 50. La realidad era muy distinta cuando se corrigieron las cuentas: números rojos de 260 millones, y 300 millones menos de ingresos.

"Cuando vimos los papeles no podíamos imaginar que aquellas eran las cifras reales [de deuda, superior a los 3.000 millones], nunca lo pudimos imaginar". Tesch, también con apoyo de una traductora, fue reiterativo en su ataque contra Fernández de Sousa. "En Luxempart estamos acostumbrados a que haya problemas en las empresas, hacemos inversiones a largo plazo. Pero no estamos acostumbrados al fraude".

Se mostró engañado, traicionado por el empresario por el que se habían embarcado, por primera vez, en un negocio como el de la proteína marina. Quince días antes de que Pescanova SA se declarase insolvente (preconcurso), Tesch mantuvo un encuentro con Sousa en el pequeño Estado europeo. "Me dijo que los beneficios serían mejores de lo esperado, que el negocio del salmón [por Acuinova Chile] estaba vendido y que la auditora avalaría las cuentas sin salvedades". Estuvo a punto de cumplirse el tercer pronóstico; los demás, no. Según su testimonio, en las cifras que le había facilitado el expresidente figuraba que Pescanova tenía 144 millones en los bancos. "De repente no había dinero para pagar 50" de un crédito sindicado. "Ahora que sabemos lo que pasó entiendo que no me quisieran en los comités de auditoría ni de nombramientos y retribuciones".