Con más de 30.000 trabajadores y 3.000 empresas pendientes de lo que salga de ella, ayer quedó constituida la mesa negociadora del convenio del metal de Pontevedra de mano de las organizaciones Asime, Atra e Instaelectra y los sindicatos CCOO, UGT y CIG. El propio secretario general de Asime, Enrique Mallón, admitió que se trata de un proceso "complejo" por los "tiempos de cambio" que vive el sector, con los retos pendientes de la transformación digital, o los planes de igualdad y conciliación, y los aires de "incertidumbre" por cuestiones como el Brexit. "Queremos una negociación rigurosa, responsable y que analice bien la situación de las empresas", aseguró.

El responsable de Industria de la CIG, Xulio Fernández, apostó por abordar las mejoras salariales y medidas que pongan fin a la precariedad y los excesos de las empresas multiservicio. A la estabilidad también apeló Celso Carnero, de CCOO, que defendió la necesidad de una "negociación ágil" . "El acuerdo debe actualizarse porque hay nuevas realidades en esta industria", opinó Rubén Pérez, de UGT, que reinvidicó también la importancia de "mejorar la conciliación".