En menos de un año, la central térmica de mayor potencia de España pasó de figurar en la lista de instalaciones acogidas al plan nacional transitorio de adaptación a la nueva directiva de emisiones industriales comunitaria a que su dueña, Endesa, anunciara su cierre acelerado. Los trabajadores y las empresas auxiliares vinculadas a la planta lo temían. Y las administraciones lo sabían porque la compañía dejó claro que había avisado ya tanto a la Xunta como al Gobierno central. Lo que no quita que el Ministerio para la Transición Ecológica se viera con un calendario para la descarbonización de la economía en general y el sistema eléctrico en particular más apretado de lo previsto en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030, remitido a Bruselas. La ahora vicepresidenta Teresa Ribera así lo dijo e incluso afeó a la multinacional sus cálculos de rentabilidad a partir de un sobrecoste por las emisiones de CO2 mucho más bajo de lo que por entonces se sabía de sobra. Por eso el nuevo borrador del PNIEC ha tenido que pasar más la tijera al carbón.

El documento de febrero de 2019 estimaba que al final del periodo del plan, a dos décadas vista, las térmicas alcanzarían todavía hasta 1.300 megavatios (MW) del músculo eléctrico de España. Contaba con el margen de la generación de As Pontes y la central almeriense de Litoral, también de Endesa, además de las dos de EDP y una de Viesgo. El marco revisado y que está desde ayer en exposición pública deja a cero la contribución del carbón.

Sí se mantiene parte de la potencia de esas centrales dentro del mix de producción hasta 2025. Aunque, evidentemente, también con un recorte de por medio. Concretamente, quedarán 2.165 megavatios (MW), la mitad de los previstos inicialmente.

La revisión incorpora un incremento de 2.300 MW de fotovoltaica, lo que supone el desarrollo durante los próximos diez años de 30.000 MW de esta tecnología solar. Será la segunda fuente de electricidad en la España descarbonizada (39.000 MW), solo por detrás de la eólica, con 50.300 MW. El PNIEC subraya la importancia del almacenamiento, sobre todo con la hidroeléctrica de bombeo, y eleva las inversiones a 241.000 millones de euros hasta 2030.