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Pescanova se intercambió casi 800 millones de deudas con una filial para "limpiar" su balance

El exresponsable de Administración atribuye las reclamaciones de facturas a clientes antes y durante el preconcurso a un error informático

Declaración de Alfredo López Uroz. // FdV

Había competencia ayer en la sala que la Audiencia Nacional tiene en San Fernando de Henares, reservada a grandes causas con múltiples invitados y/o copioso público. La de Pescanova SA es de las primeras -toda la prensa, a excepción de FARO, estaba solo pendiente del proceso contra el mayor Trapero-, con un juicio que se retomaba tras el parón navideño con la entrada en escena de uno de los hombres fuertes del expresidente Manuel Fernández de Sousa.

Tan didáctico como correoso -de inicio- a preguntas del Ministerio Público, Alfredo López Uroz aseguró que la pesquera siempre operó con una única contabilidad, la que figuraba en los libros, y que fue solo a raíz del colapso de tesorería de 2013 cuando la banca empezó a cancelar de forma anticipada todo tipo de contratos financieros. Que de ahí se llegó a los más de 3.000 millones de deuda que hubo que reconocer a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), 2.000 millones más que los que figuraban en las cuentas que había tratado de aprobar el consejo, sin éxito.

El fiscal Juan Pavía fue incisivo no solo respecto al mapa de deuda, sino con la red de sociedades presuntamente instrumentales que utilizaba Pescanova para generar papel -con cobertura financiera- y con los movimientos de deuda que utilizaba la multinacional con sus filiales. Como, por ejemplo, los más de 787 millones que movió entre su balance y el de la subsidiaria Novapesca Trading, con cesiones de deuda de ida y vuelta. Lo hizo en ocho ocasiones -entre diciembre de 2010 y marzo de 2012- según declaró López Uroz, "como una forma de presentar un balance más limpio".

Por ejemplo, el 29 de diciembre de 2010 Novapesca suscribió un contrato de asunción de deuda con su matriz, a la que debía 102,3 millones. En vez de amortizar ese pasivo directamente, la filial asumió facturas que Pescanova. Casi siempre eran los mismos, los que conformaban la red de firmas instrumentales que utilizaba la pesquera, de acuerdo al auto de apertura de juicio oral.

¿Se saldaron esos importes? No, porque justo un año después fue la matriz quien firmó un contrato de asunción de deuda con Novapesca Trading por los mismos 102,3 millones de euros. Esta operativa se repitió en otras seis ocasiones. "Es una forma de presentar un balance más limpio. Seguramente informamos al presidente", expuso López, en referencia al cofirmante de aquellos documentos (Alfonso García Calvo, también acusado) y por Fernández de Sousa. "No recuerdo haber recibido ninguna llamada a la atención especial" de la auditora externa, BDO.

"¿Qué sentido tiene eso?", preguntó una y otra vez el representante de la fiscalía durante toda la jornada, y en especial sobre este trasvase de asunciones de deuda. A preguntas de su letrada, López Uroz sentenció que esas deudas no se habían ocultado de la contabilidad, ya que figuraban en las cuentas consolidadas en todo momento. El extitular del departamento administrativo fue muchas veces clarificador; no siempre. "Llevaba desde los 80 en la empresa", le inquirió la presidenta del Tribunal, Teresa Palacios, ante la falta de concreción en algunas respuestas. Esta última interpelación, por el tono, no sentó bien a más de uno.

López Uroz arrancó su intervención con temple, capeando sin muchos contratiempos los envites que lanzaba el fiscal (que son repetitivos y recurrentes, como desde el inicio de este procedimiento). Y usó los mismos dos dardos que se han escuchado en la sala por parte del propio Sousa, Alfonso Paz-Andrade o Pablo Fernández Andrade: uno para la auditora BDO y otro para los bancos. La primera está imputada en la causa. "Siempre he entendido que era su obligación corregir lo que está mal, no apuntar lo que está bien hecho", aludiendo a una falta de diligencia por parte de la auditora externa a la hora de comprobar todos los registros contables. Que nunca estuvieron ocultos ni escondidos, como aseguró el exdirectivo.

A las entidades financieras -ninguna está acusada, y solo uno de los 109 bancos atrapados en el colapso de la pesquera se ha presentado como acusación particular- las señaló por utilizar métodos de dudosa ética. Puso como ejemplo una operación en la que Pescanova SA había solicitado 10 millones: la banca, en una operación sindicada, le concedió 50, de los que 40 se quedarían en depósito. La pesquera tenía que pagar comisiones por aquellos 50 y, aunque no hubiese utilizado todo, el montante íntegro computaría como riesgo (y deuda) cuando todo saltó por los aires. "Ante los hechos que van aconteciendo -añadió, sobre la declaración de preconcurso- van haciendo vencer factoring, con y sin recurso, y operaciones que entonces eran flujos financieros pendientes de liquidar".

El "error informático"

El "error informático"En la fase de instrucción, y como se materializó después en el auto que ha dado forma a esta macrocausa, se puso de manifiesto que Pescanova "incrementó el uso de líneas de factoring, descontado en muchos casos en los bancos facturas emitidas por ventas inexistentes o facturas duplicadas", así como que "utilizó datos de mercantiles que en algún momento fueron o que en la actualidad eran clientes actuales del grupo, sin que las sociedades tuvieran conocimiento del uso de sus datos para esta operativa".

Cuando estalló la crisis, varias entidades empezaron a reclamar esos importes a clientes, que desconocían la existencia de ningún intercambio comercial, de ninguna deuda o factura pendiente. "Hubo un error informático", justificó López Uroz. Un fallo "no generalizado" por el que el departamento de Administración tuvo que enviar decenas de correos para excusarse. "La paciencia de nuestros clientes se agota", escribió entonces uno de los subordinados de este exdirectivo. "Estaba muy preocupado por tener un nivel de errores de esa dimensión", dijo, atribuyendo en todo momento esas reclamaciones a fallos del sistema. Compañías de Italia, Portugal, Barcelona o la pulpeira Fesba fueron víctimas de este "error".

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