Ya en el comunicado con el que anunció la pasada semana la presentación de la solicitud del cierre de As Pontes, Endesa adelantaba su intención de ir dando salida "progresivamente" al carbón almacenado en sus instalaciones. Son, según desveló ayer, 880.000 toneladas. ¿Mucho? ¿Poco? Pues alrededor del 20% de lo que consume en un año de buena producción. Como el de 2017, según el último informe medioambiental disponible de la central, cuando quemó 4,5 millones de toneladas. Dada la situación actual del mercado eléctrico, sin hueco térmico, no es descartable que las reservas puedan llegar a durar los 18 meses que durará la tramitación de la clausura, como asegura Miguel Temboury, director general de Endesa Noroeste, en unas declaraciones distribuidas por la compañía. "Lo que hace prever carga de trabajo para las empresas auxiliares que desarrollan su labor en la central", apunta, en un intento claro de calmar los ánimos a los transportistas vinculados a la factoría.

La Xunta quiere hacer "un frente común" para forzar la marcha atrás de Endesa con el cierre e insta al Gobierno central a sumarse, poniendo sobre la mesa "medidas tanto desde el punto de vista de la fiscalidad como de la retribución", según el conselleiro Francisco Conde, para hacer viable el uso de biocombustibles.