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Juicio por el "caso Pescanova"

El hijo de Sousa culpa a Damm de provocar una estampida de la banca en Pescanova

Pablo Fernández sigue el guion de su progenitor y se muestra ajeno a la gestión: "En esto no he tenido nada que ver" - El exdirector financiero señala al presidente

El hijo de Sousa culpa a Damm de provocar una estampida de la banca en Pescanova

Un expresidente (Manuel Fernández de Sousa) y tres exconsejeros (Alfonso Paz-Andrade, Pablo Fernández Andrade y Fernando Fernández de Sousa). Son las principales figuras imputadas de la pesquera que han desfilado ya por el estrado y el aguijón de las preguntas del fiscal Juan Pavía. Y ninguno de ellos ha asegurado conocer el estado real de unas cuentas que derivarían en el mayor concurso no inmobiliario de la historia empresarial española. Pescanova SA quebró con un pasivo superior a los 3.600 millones de euros, pero -de momento- los cuatro han relatado que la cifra que tenían en su cabeza era sustancialmente inferior. La que constaba en las cuentas auditadas; no preocupante. La normal en una compañía de estas dimensiones. Que hacía equilibrismos con la tesorería, sí, pero que no tuvo un médico de cabecera -la auditora BDO- que advirtiera de que los trombos de liquidez eran en realidad una gangrena.

Pasadas las trece horas, y en el sexto día de juicio en San Fernando de Henares (Madrid), el hijo del expresidente, Pablo Fernández Andrade, mantuvo el guion. No sabía de la gravedad de la situación y, ampliando la gama de culpables, responsabilizó explícitamente a los consejeros críticos de provocar el caos. "Estos señores generaron la insolvencia y el pánico de la banca", dijo en relación a Damm y Luxempart (forman parte de la acusación particular). Porque se negaron a firmar las cuentas que, de inicio, declaraban unos beneficios de 36,6 millones -de récord-, pese a que horas antes el expresidente les había pedido un préstamo por la delicada situación de la caja. "Se les advirtió que íbamos camino de la insolvencia", incidió. No por el impago de 15 millones de un crédito sindicado, sino por la propia desavenencia respecto a las cuentas.

Juicio de Pescanova | Pablo, hijo de Fernández de Sousa: "En esto no he tenido nada que ver"

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Nervioso, trabado, Pablo Fernández Andrade se presentó como un directivo con "criterio propio" pero guiado al mismo tiempo por la figura de Fernández de Sousa. Por él entró en Pescanova SA -"para aprender, como hizo mi abuelo con mi padre"-, donde creció hasta convertirse en consejero, director general de Área y miembro de la alta dirección. "Yo veía ahí mi futuro laboral", y empezó a "hacer el seguimiento de las ventas de los productos" que fabricaban las filiales Frinova y Frivipesca. Aun así, y pese a sus responsabilidades, se desvinculó varias veces de la gestión ejecutiva en el grupo. "En ningún momento tuve constancia de una situación de sobreendeudamiento. Mi nombre no sale [en el informe forensic de KPMG], en esto no he tenido nada que ver". Porque se fiaba de las cuentas anuales, que sí recogían "cada año más deuda" pero que "eran aprobadas por la junta de accionistas". No pasó inadvertida esa aseveración para el Ministerio Público: "Señor Fernández, a los accionistas les llegaba la cuarta parte de la deuda". "La misma que a mí", le replicó. La tensión con Pavía fue al alza, y el fiscal incluso se llevó la reprimenda de la presidenta del Tribunal, Teresa Palacios, cuando le lanzó: "No he ido a Boston -donde estudió Pablo Fernández-, pero hasta ahí llego".

Se mostró muy distante con la terminología técnica de las áreas financiera o empresarial. "Eso son cosas de auditores. Cuando yo entré en Pescanova eran dos columnas, el debe y el haber. Se me escapa su filosofía". A diferencia de las declaraciones de su mentor, Fernández Andrade fue más virulento hacia los exconsejeros críticos que contra BDO, quizás porque no ahondó con detalle en el contenido de los consejos de la discordia. "Luxempart ni siquiera me dio las gracias, lo único que he recibido de ellos es esta querella", expuso al referirse a la entrada del fondo luxemburgués en el capital, a través de una sociedad que necesitó de su firma. Respecto al presunto intento -por sus padres- de evadir 5,2 millones de dólares a un banco de Hong Kong, apeló como ellos a los mejores intereses que ofrecían en Asia. "Me enteré de que se había bloqueado esa cuenta por las noticias. Tengo absoluta confianza en mi madre, la explicación que me dio me pareció razonable".

Los gregarios

La sexta sesión de este procedimiento penal transcurrió con mucha más fluidez al término de la declaración de Pablo Fernández, que respondió a todas las preguntas del fiscal y de su defensa. El siguiente no hizo lo mismo, y el juicio terminó antes de tiempo por el proceso febril del exdirector de Administración, Alfredo López Uroz. Lo terminó así un emocionadísimo Antonio Táboas Moure, que fuera director financiero de la compañía durante 30 años. Era el conseguidor financiero, de quien Sousa no había ahorrado en calificativos para limpiar su nombre. En cierto sentido Táboas le reprochó que no hubiese hecho buen uso de la financiación bancaria que le consiguió durante tantos años. "Los bancos nos ofrecían dinero, éramos un negocio muy interesante". Hasta ocho veces tuvo que interrumpir, afectado, su declaración. "Todas las operaciones tenían que pasar por el presidente" y, según declaró, él utilizaba el mismo instrumento para conseguir dinero que después resultó un fiasco: las cuentas auditadas. "Eran mi libro". "Para mí fue una sorpresa tremenda" enterarse de la dimensión del colapso, con un endeudamiento astronómico. "Mi relación con la banca siempre fue estupenda". Ni un reproche a las entidades, al contrario que su exjefe. Se jubiló un año antes del preconcurso, pero no le sirvió para esquivar el banquillo de los acusados.

El juicio se reanudará el 20 de enero con la declaración de López Uroz, que sí responderá a las preguntas del Ministerio Público.

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