El fiscal Juan Pavía requirió ayer que la única imputada -y por un solo delito- adelantara en su declaración al exconsejero Alfonso Paz-Andrade. Se trata de Rosario Andrade Detrell, esposa de Sousa y acusada de alzamiento de bienes o blanqueo por haber tratado de enviar a China 5,2 millones de dólares durante el concurso de Pescanova. Su estrategia de defensa fue clara: los fondos eran suyos, los quiso mover a Hong Kong por motivos de rentabilidad y nunca tuvo nada que ver en la pesquera. Y, de fondo, poner en duda la investigación de la policía portuguesa, que en 2013 bloqueó las cuentas de Andrade al sospechar que trató de "disipar" el patrimonio de un Sousa ya imputado. "Él estaba ocupado con todo el lío de Pescanova, no se crea que me prestaba mucha atención", arguyó. "El informe [policial] dice que los fondos proceden de una actividad ilícita y criminal", le cuestionó su letrado. "Si cultivar kiwis y olivos es criminal?" Según su exposición, la transferencia de los 5,2 millones fue bloqueada por Andrade y Sousa tras haber cambiado las condiciones ofrecidas por el banco Standard Chartered. Esa cancelación se habría producido en la mañana del 30 de agosto, mientras que la documentación de las autoridades lusas refieren que el bloqueo de la transferencia se produjo por la tarde. En el "lío de fechas y horas" se centró Andrade para desacreditar la investigación lusa.