La esposa de Manuel Fernández de Sousa, Rosario Andrade Detrell, figura como imputada en la causa por haber pretendido "situar fondos de su marido fuera del alcance de la jurisdicción española", como figura en el auto de apertura de juicio oral. En mayo de 2013, ya con Pescanova SA en concurso, Andrade abrió una cuenta en una sucursal de Valença do Minho. El expresidente de la compañía justificó la decisión en la cercanía de la localidad lusa y, sobre todo, por el hecho de que toda la banca española en pleno le había cerrado las puertas a él y a su familia. "Uno de los tropiezos que se encontr -por su esposa- fue que no consiguió tener un telepeaje aun teniendo dinero". Banco Echeverría -ahora integrado en Abanca- se habría negado a facilitar cualquier operación a Rosario Andrade. "Me echaron de todos los bancos por ser imputado, aunque resulte después inocente". La apertura de aquella cuenta no fue el problema, sino lo que vino después. El 16 de agosto del mismo año el juzgado de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional decretó fianzas multimillonarias a los investigados, incluido Sousa. Y fue el día 26 cuando a aquella cuenta abierta en Valença se realizaron tres transferencias por importe total de casi 4,5 millones de euros. Las sociedades que las formalizaron (Quinta do Sobreiro y Kiwi España) ya no eran de Sousa, sino de su esposa e hijos, aunque él figuró como partícipe en aquella operación. Fue el 28 de agosto cuando Rosario Andrade -de ahí su imputación por blanqueo de capitales o alzamiento de bienes- ordenó una transferencia por 5,2 millones a un banco de Hong Kong (Standard Chartered Bank). La explicación de Sousa no satisfizo al fiscal, Juan Pavía. "Nos ofrecían una rentabilidad de más del 10%. Parecía muy atractivo". Aquella transferencia nunca tuvo lugar, y aquí divergen las explicaciones del ex primer ejecutivo de Pescanova con la policía portuguesa. Él asegura haber cancelado el envío del dinero -"está muy lejos, no era acertada"-, pero el fiscal exhibió documentación conforme las autoridades lusas consideraron el traspaso de fondos como "sospechoso" ante una eventual "disipación de patrimonio" del propio Fernández de Sousa, y la cuenta quedó bloqueada. Hasta hoy.