Hubo un tiempo en que Isidro de la Cal tenía barcos propios y su flota de camiones surcaba la ciudad de A Coruña para transportar con premura el pescado del puerto. Sus casi siete décadas de existencia acreditan a la pesquera como empresa histórica coruñesa, pero su actividad tiene poco que ver con la que fue. No conserva el equipo directivo ni tampoco el nombre. Isidro 1952 es la marca que adoptó hace dos años, una decisión de la nueva cúpula, encabezada por Pablo García-Gascó, que tomó el timón a finales de 2013. Suya fue también la decisión de apostar por la elaboración de sushi como línea de negocio principal, dejando en un segundo la acuicultura. El camino no es fácil y la firma acaba de presentar un ERE.

"En los últimos cinco años todo lo que hacemos es preparar sushi", explica Olga Rodríguez. Ella es una de los 225 trabajadores de la compañía (hace una década había el doble de empleados) y la presidenta del comité de empresa de la planta del polígono de Espíritu Santo (Cambre), el principal centro de trabajo. "A veces procesamos algo de bacalao o dorada, pero casi todo el trabajo es preparar sushi", detalla Rodríguez. La cría de besugo -en la que Isidro de la Cal fue pionero-, trucha y rodaballo mantienen medio centenar de empleos en Lorbé, Baio, Valdoviño y Louro.

Fuentes de la empresa aseguran que el sushi está funcionando pero admiten que tal vez pecaron "de optimistas". La demanda de sus clientes (principalmente los supermercados Eroski, Carrefour, Dia y Lidl) ha bajado este año y no salen las cuentas. La caída de facturación agrava una situación financiera que ya era difícil, porque la empresa debe 27 millones de euros a los bancos (en 2013 la deuda ascendía a 69 millones). La firma exploró la posibilidad de que entrara un fondo de inversión, pero las negociaciones fracasaron (la empresa habla de condiciones "leoninas") y llevaron finalmente a la compañía a presentar, el pasado miércoles, un expediente de regulación de empleo (ERE), para "para redimensionar la compañía a su situación actual en el mercado", o lo que es lo mismo, reducir plantilla.

A falta de saber el alcance del ajuste -el comité teme que afecte a la mitad del empleo-, Isidro 1952 afronta su enésimo punto de inflexión con el fin de salvar la empresa. Cae siete veces, levántate ocho, dice un proverbio japonés.